Víctima o snob, conformista o sufridor. Así son los consumidores de la recesión, según el estudio "Las cuatro caras de la crisis", elaborado por la empresa CP Proximity tras realizar una encuesta entre un millar de personas, cuyos resultados valora el Colectivo de Comerciantes por Alicante como un reflejo de la transformación que está sufriendo el consumo también en la provincia y que se dejará notar especialmente en la campaña de Navidad. "Llevamos tres años de crisis y es demasiado tiempo. Al estar a pie de calle, el comercio percibió los primeros signos de recesión a finales de 2006. En 2008 y 2009 estuvimos sobre barro, y este año estamos en el lodo de la crisis, y sin signos de recuperación", declaró ayer Pedro de Gea, presidente del Colectivo, que representa a 3.500 comercios de la ciudad. "Al principio, la gente se fue a por la marca blanca, pero ahora compra cada vez menos, sólo la subsistencia y con reciclaje de ropa y zapatos", añadió.

El informe revela que un 78% de los clientes retrae cada vez más el gasto como consecuencia de la coyuntura económica, bien porque son precavidos por naturaleza y tienen hábitos de ahorro, porque están en paro y se dedican a sobrevivir o porque afrontan la situación con pesimismo, viviendo el día a día y sin pensar en consumir para incentivar la actividad comercial.

Ante esta circunstancia el comercio alicantino tratará de mantener sus plantillas para la campaña navideña y la contratación será "mínima y muy ajustada porque no hay un duro para nada", dijo De Gea. El sector no augura un aumento de ventas espectacular estas fiestas, sólo de un 2 ó 3%, aunque la tendencia es negativa.

En el informe, los entrevistados reconocen que han cambiado sus actividades cotidianas por el impacto de la crisis y se han apretado más el cinturón: prestamos más atención a los precios e invertimos más tiempo buscando y comparando ofertas.

El grupo más retraído es el denominado en este estudio como las "víctimas": suponen el 21% de los encuestados y la mayoría son mujeres. Es un grupo con una tasa de paro elevada, del 28%, casi el doble que la media de las otras tres categorías y el 60% vive agobiado por los asuntos de dinero. "La crisis les afecta en su vida personal e incluso afectiva. Son los que más tiempo pasan en casa para ahorrar y los que más discuten por las compras, pero son los más optimistas sobre las lecciones que se pueden extraer de la crisis", reza el informe.

Más numerosos son los conformistas, con un 29%, y en su mayoría son personas mayores pero también hay bastantes mujeres. Su situación económica es similar a la de épocas de bonanza porque tienen hábitos de ahorro, por lo que se sienten afortunados ya que siguen disfrutando de su tiempo libre, aunque dispongan de menos liquidez. "Tienen más capacidad para ver los problemas en perspectiva y ayudar a la comunidad".

También han dejado de comprar los "pasotas", personas que afrontan con escepticismo y pesimismo la crisis, y no creen que vaya a pasar pronto, por lo que viven el día a día sin apenas contribuir a incentivar el consumo. Están estancados y son, sobre todo, familias numerosas. Son el 21% de la muestra.

En el otro extremo están los snob, que, independientemente de sus ingresos, son "derrochadores y materialistas". Suponen el 22% de los entrevistados y en su mayoría son jóvenes que relativizan la crisis, "no creen que la situación sea tan negra como la pintan los medios de comunicación". Ahorran algo, pero relacionan el dinero con la felicidad y no comparan tanto los precios como el resto de categorías. "Les preocupa mantener su estilo de vida o aparentarlo y, para ello, a las marcas blancas les quintan las etiquetas para ocultarlo". El estudio señala que un 39% de consumidores no sale tanto como antes del inicio de la recesión, que el 12% oculta a sus conocidos que le afecta y un 9% usa más que antes la tarjeta de crédito para mantener su estilo de vida.

Esta crisis de hábitos en los consumidores se dejará sentir estas fiestas con un gasto medio de 650 euros, según datos de la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios, un 10% menos que el año pasado, cuando invirtieron unos 735 de media. La mayor parte del presupuesto se destina a regalos, con una media de 380 euros, a los mismos niveles de 2007.