El macroproyecto de Ikea de instalar un área comercial de 137.000 metros cuadrados en el plan parcial de Rabasa que además de la tienda del mueble incluiría 250 tiendas, hipermercado y seis medianas superficies tendrá efectos negativos sobre el sector en toda la provincia, según un estudio de la Universidad de Alicante realizado por el profesor de Urbanística e ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Armando Ortuño. El informe, presentado ayer en el Club INFORMACION, augura un cierre masivo de comercios en toda la provincia, lo que supondrá "descensos de recaudación de impuestos en ciudades medias que captará Alicante. La capital tendrá un efecto de succión de riqueza a costa de la provincia".

Según este experto, el efecto Ikea romperá la Estrategia Territorial Valenciana, en fase de alegaciones, que defiende el modelo de la provincia de Alicante como el más equilibrado de la Comunidad al ser "policéntrico y con varias ciudades medias" al contrario que Valencia, que ha "absorbido" a otras localidades de su entorno. En este sentido dijo echar de menos el papel de la administración regional a la hora de garantizar el equilibrio territorial amenazado por el proyecto y lanzó la propuesta de buscar una ubicación para el complejo en otra comarca alicantina.

La Universidad analizó los efectos urbanísticos que Ikea Murcia ha tenido, por proximidad, sobre el comercio de Orihuela. Según sus datos el número de establecimientos por habitante ha bajado respecto a 1999 pero sube el comercio estándar -bancos, farmacias y telefonía móvil- "y eso desde el punto de vista urbanístico significa que las calles están perdiendo su historia, su cultura y el arraigo del barrio", algo negativo para el turismo y que también sufrirá Alicante.

Otros aspectos analizados son los efectos sobre el empleo. Según los cálculos del ingeniero, Ikea creará unos 2.500 empleos brutos, lo que significará un impacto negativo para el 67,4% del comercio minorista. El acceso de todos los trabajadores a Rabasa supondrá, según esta investigación, un aumento del tráfico de mil vehículos en hora punta en la rotonda de la Universidad y un 20% sobre el volumen actual que soporta la glorieta a lo largo del día. "El Ayuntamiento debería empezar a valorar si la ciudad puede asumir ese efecto".

También intervino en el Club el presidente del Colectivo de Comerciantes, Pedro de Gea, quien reconoció que Ikea es todo un fenómeno sociológico, de ahí que al principio el sector viera con buenos ojos la implantación de una tienda del mueble con 35.000 metros cuadrados, algo que se torció cuando conocieron el contenido del macroproyecto, que triplica el centro comercial Plaza Mar, el más grande que hay ahora en Alicante.

De Gea defendió que el sector "no debe crecer de forma antinatural" para pagar las pérdidas de la actual coyuntura económica o por intereses urbanísticos. "Nos mantendremos firmes en nuestra oposición porque lo dicen los datos", dijo en respuesta a una pregunta del auditorio, en el que se dieron cita representantes del PSOE con Carmen Sánchez Brufal a la cabeza, el secretario general de Facpyme, Francisco Rovira; Domingo Martínez, de Mercados Municipales; el urbanista José Ramón Navarro o el sindicalista José de la Casa.

"El plan Rabasa es un disloque"

El sociólogo Pedro Díaz Cepero se centró en los contenidos del plan parcial Rabasa que, según recordó, generará viviendas para 40.000 nuevos habitantes, una cifra que "Alicante tardará un mínimo de diez o quince años en generar. Es una locura prever tal ensanchamiento de la ciudad. El hecho de crear un hábitat tan grande en la periferia supone seis veces más de coste de mantenimiento que la ciudad, es un disloque". Sobre la implantación de Ikea dijo que "de entrada sí pero no necesariamente ahora" debido a la crisis, por lo que propuso demorarlo con trabas administrativas. En su caso dijo que perjudicará mucho a la industria del mueble y a otras actividades ya que Ikea involucra en sus tiendas a más de 30 sectores distintos.