Hace ya seis años que el hijo de Isabel Bretones, ahora secretaria de la asociación de padres del colegio público Gloria Fuertes, entró en una de las aulas para discapacitados del centro. "Eran seis niños con tres especialistas, el educador, logopeda y fisioterapeuta", recuerda Isabel. Ahora ya es casi un adolescente, ha cumplido los doce años y aprende a leer y a escribir con mucho esfuerzo por sus dificultades: tiene dictamen de hiperactividad, déficit de atención y ataques epilépticos.

"Es normal que hay problemas puntuales con estos niños por sus dificultades añadidas -apunta la madre-, pero es que ahora son demasiados y faltan cuidadores, profesionales técnicos que les atiendan porque en este colegio están desbordados y este año han entrado con edades de 14 y 15 años con serios problemas que no pueden contener los profesores". Asegura que una de las educadoras tuvo que acudir a urgencias por los golpes de uno de los alumnos discapacitados con una de sus crisis.