Son diminutos peces llamados "Garra rufa" y, aunque en países del sudeste asiático y en Turquía son viejos conocidos, en Alicante acaban de hacer su desembarco y nunca mejor dicho.

Una clínica podológica de la ciudad ofrece tratamientos para problemas dermatológicos utilizando estos pequeños animales. La principal ventaja de estos peces "es que realizan pequeñas succiones en la piel, provocando una estimulación del sistema nervioso. Al mismo tiempo, liberan una encima que deja la piel muy suave e hidratada", explica Joan Turón, del centro podológico Acuapies. Hasta 250 "Garra rufa" intervienen en cada tratamiento, que suele prolongarse por espacio de media hora, "y están indicados especialmente para problemas de psoriasis, durezas, cayos... etcétera".

El paciente sólo tiene que sumergir los pies o las manos en un enorme acuario de 200 litros y los peces enseguida se encargan de hacer su trabajo. En cuestión de segundos, los diminutos animales se concentran en aquellas zonas de la piel más afectadas y comienzan su tarea de eliminar las células muertas de la piel generando un ligero cosquilleo. Los "Garra rufa" son originarios de Turquía, donde viven en aguas de ríos termales. Hace muchos años que en este país "se utilizan para tratar los problemas de la piel". De hecho, el gobierno turco "prohibió su exportación masiva hace unos años" y desde entonces su distribución se hace a través de dos empresas en Alemania y Holanda, "países en los que estos tratamientos cuentan con la subvención de la Seguridad Social", explica Joan Turón.

Dificultades

En el sudeste asiático emplean también "unos peces similares, aunque con pequeños dientes, por lo que los tratamientos son un poco más dolorosos". La mayor dificultad para importar los cerca de 500 peces con los que cuenta esta clínica "ha sido sin duda el enorme trabajo burocrático de gestionar permisos y rellenar informes". Estos pequeños animales, que viven una media de cuatro años, tienen que ser cuidados con una delicadeza extrema. "Antes del tratamiento analizamos minuciosamente al paciente para comprobar que no sufre ninguna enfermedad que se pueda transmitir a los peces y le lavamos bien la zona a tratar para eliminar cualquier resto de crema hidratante o de colonia".

El agua "tiene que estar a una temperatura constante de entre 28 y 32 grados y se filtra cada 20 minutos". Y lejos de lo que pueda parecer, estos peces, que entre tratamiento y tratamiento descansan 15 minutos, necesitan "alimentarse dos veces al día".