Y volvió. Volvió él, Fabra. El presidente de la Diputación de Castellón apareció ayer públicamente, por primera vez, después de su obligado descanso político por motivos de salud. Lo hizo en el Auditorio, en la ya anunciada convención, y arropado por alrededor de 1.200 personas. A sus seguidores, seguramente, aquello les recordó la cena homenaje que se le dio en el año 2005 cuando empezaba a florecer el caso Fabra. Pero el Fabra de 2005 no fue el de ayer. Se presentó con las mismas ganas de luchar pero mucho más debilitado físicamente. Abandonó las grandes frases -que siempre eran titulares- y recurrió al discurso plano basado en un extenso recordatorio de todos los proyectos realizados durante sus 16 años de mandato.

Sólo mostró a ese Fabra de antaño al salir del Auditorio, cuando le dijo a un periodista que de lo único de lo que se arrepiente es de haberle atendido. Al portavoz socialista en la Diputación, Francesc Colomer, ya no le llamó cariñosamente "hijo de puta", simplemente se refirió a él como el "mantra (...) que tirarán a la calle después de las elecciones, también de su Ayuntamiento". Y al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, le dedicó un "gracias... y hasta nunca". Eso sí, se atrevió a reprocharle al presidente de la Generalitat, su "amigo Paco", la demora en algunos de los proyectos pendientes. "Quiero sincerarme contigo y decirte que en Castellón no estamos plenamente satisfechos con algunas de las actuaciones de tu gobierno en esta provincia, y yo tengo la obligación de decírtelo. Entendemos que son tiempos difíciles, pero estas reivindicaciones no son nuevas. Hemos sentido que, en algunas ocasiones, se han atendido demandas que podían haber esperado a que Castellón terminara con el déficit que arrastrábamos", argumentó Fabra. En su turno, Camps evitó eludir a esta parte del discurso.

Sólo al final, Fabra hizo referencia a la carga judicial que lleva a sus espaldas. Cohecho, tráfico de influencias y fraude público son los tres delitos de los que se le acusa. Pues bien, Fabra dijo que si no ha presentado su dimisión es porque es "inocente". "Lo era en 2004 y lo sigo siendo hoy. Estoy seguro de que si a un ciudadano le acusan de un delito que no ha cometido, no sale corriendo. Se queda, pelea por su honor y demuestra su inocencia. Eso es lo que yo he hecho. Y es lo que voy a seguir haciendo", espetó.

"Linchamiento"

El presidente de la Diputación aseguró haber sufrido un "linchamiento político" contra su persona y su familia durante siete años, haber soportado "acusaciones e insultos que jamás antes se habían pronunciado por responsables políticos" y haber aguantado que la oposición utilizara "sus medios de comunicación" para acusarle de "corrupción, siendo jueces y parte".

"De lo único que me declaro culpable es de haberme dejado la piel por defender la tierra que me vio nacer. Aunque confieso que jamás pensé que mi familia y yo íbamos a pagar un precio tan alto. Pero no importa, Castellón se merece eso y mucho más", añadió.

Fabra confesó sentirse "nervioso", algo que, aseguró, "hace tiempo" que no le sucedía. Al inicio de su discurso dijo haber "tentado demasiado a la suerte" y querer "ir a lo seguro". Fue entonces cuando agradeció a sus hijos, nietos, hermanos y padres el no haberle dejado sólo "tampoco esta vez", refiriéndose a la operación de trasplante de hígado a la que se sometió en abril. A ellos, dijo, querer devolverles "todo el tiempo que no he podido dedicarles" porque "se lo merecen".

La convención fue, además de una bienvenida al presidente de la Diputación, una primera despedida. Fabra anunció su retirada después de las próximas elecciones y presentó al vicealcalde del ayuntamiento, Javier Moliner, como candidato a dirigir la Diputación.