Ser discapacitada visual, trabajar cuatro horas y media por las mañanas, estudiar Administración y Dirección de Empresas (ADE) por las tardes y terminar los estudios universitarios con el mejor expediente académico es difícil y requiere mucha dedicación, pero no es imposible.

La joven Eva Vilaplana, una alicantina de 22 años con un grado de minusvalía del 65 por ciento, lo consiguió el pasado mes de junio después de haber realizado "un gran esfuerzo" y "bastantes sacrificios", ha narrado a EFE.

La aventura comenzó hace cuatro años, cuando la ONCE, Europcar y la Universidad Europea de Madrid (UEM) le ofrecieron una beca para estudiar ADE en la UEM (ellos financiaban aproximadamente el 90 por ciento del coste de los estudios) y hacer prácticas desde el primer curso en Europcar.

Eva sabía que era "una oportunidad única" y, gracias al apoyo de amigos y familiares, decidió trasladarse a la capital, "una ciudad en la que no había estado antes, muy grande y donde no conocía a nadie".

Sus problemas de visión no la hicieron dudar "en ningún momento" porque, según cuenta, tiene un resto de visión muy bueno y, además, en cada una de las entidades había una persona de referencia dispuesta a ayudarla.

Por eso decidió aceptar y durante los últimos cuatro años Eva se ha levantado antes de las siete de la mañana para trabajar en el departamento de Gestión de Créditos y Cobros de Europcar y, después, ir a la Universidad.

"Trabajaba de 9 a 13.30 en el Campo de las Naciones y estudiaba de 15.30 a 21.00 en Villaviciosa de Odón; tardaba en torno a una hora y media de viaje, así que tenía que comer rápido en casa y salir corriendo a la Universidad", recuerda Eva.

No tenía casi tiempo libre, pero sus notas siempre eran las mejores: "No sé cómo me las apañaba, supongo que apuraba las noches, dedicaba los fines de semana y aprovechaba los viajes en metro y en autobús", relata.

Algunas instituciones reconocieron su esfuerzo y su brillantez académica. Primero la Comunidad de Madrid le concedió una beca de Excelencia valorada en 4.500 euros y, después, la UEM le otorgó el pasado junio el Premio al Mejor Expediente Académico de su promoción.

No recuerda la nota media exacta de su expediente, pero asegura que está entre el 9,3 y el 9,5, y afirma que todos los cursos académicos los ha terminado con tres matrículas de honor, excepto el último, en el que consiguió cinco.

Aún así, Eva insiste en que no se esperaba el premio y reconoce que se enteró "de casualidad" el día anterior a la Graduación.

"El Decano me pidió que fuera yo quien leyera el discurso en representación de mi facultad, me envió el programa del acto y leí que el premio era para mí", comenta antes de añadir que se quedó "muy sorprendida y muy emocionada".

Ahora, cuando ya han pasado varios meses, dice que es un "reconocimiento muy importante y muy gratificante" para ella porque siente que todo el esfuerzo realizado ha merecido la pena.

Por eso recomienda a todos los estudiantes que, como ella, padecen alguna discapacidad visual, que no se rindan y que intenten que los pequeños problemas no se conviertan en obstáculos para conseguir lo que realmente desean.