La polémica está servida. El acuerdo de los directores de los institutos de Secundaria de la provincia de trasladar los exámenes de recuperación de septiembre a la primera semana de julio, se ha topado con la oposición frontal del colectivo de padres de alumnos, que lo que reclama son más horas de clase para sus hijos ante las elevadas cifras de fracaso escolar. Y, de quitar las recuperaciones, nada de nada.

La Conselleria de Educación prefiere no pronunciarse de momento, pero ha hecho saber a la asociación de directores que si existe consenso al respecto en el conjunto de la comunidad educativa estarían dispuestos a valorar la propuesta del cambio de fechas para los exámenes. Sin embargo, entre el colectivo de padres no ha sentado nada bien.

"En lugar de cambiar los exámenes de septiembre a primeros julio, dado que la mayoría de los alumnos tendrían que presentarse porque hasta el 40% tiene algún suspenso, ¿por qué no se aprovecha para seguir dándoles clase a todos durante el mes de julio y dejar los exámenes para el final, como mucho?". El presidente de la federación de padres de alumnos "Gabriel Miró", mayoritaria de la provincia, lamenta que durante el mandato socialista en el Consell "se restaron días de clase al alumnado", de 220 a las 175 actuales -concreta- y que desde que gobierna el PP "cada hora de clase se ha reducido de los 6o minutos a los 50 o incluso 45 minutos. Parece que nadie quiera meterse en faena", abunda Ramón López, que además preside la Confederación Covapa de padres de alumnos en la Comunidad.

Su homóloga en Valencia, María José Navarro, presidenta a su vez de la Confederación "Gonzalo Anaya", también reclama para los alumnos "refuerzo y tiempo para poder asimilar los conocimientos de todo un curso".

Cambiar el calendario

La decisión de los directores de instituto sobre el traslado de los exámenes de septiembre parece haber destapado la tradicional batalla sobre el calendario escolar, que se mantiene latente en el seno de la comunidad educativa para reaparecer en cuanto se toca algún extremo. La Gonzalo Anaya solicita una planificación del calendario que contemple tiempos escolares de refuerzo e incluso posponga los exámenes de recuperación al mes de noviembre. "Con este cambio se puede ayudar a los alumnos con asignaturas pendientes para superarlas en clases de refuerzo, aplazando los exámenes a noviembre", reitera María José.

Aunque no coincide con las fechas que apuntan en la Fapa Gabriel Miró para las recuperaciones, que prefiere mantenerlas en septiembre, sí están plenamente de acuerdo en que la planificación del centro debe girar "entorno al alumnado y a sus necesidades". "La excusa de quitar los exámenes de septiembre por adaptar las fechas al nuevo sistema universitario homologado a Europa suena a otros intereses", ironiza López. "En cualquier caso no tiene que ver con nuestros hijos, que siempre son los paganos de cualquier cambio o decisión, cuando es el sistema el que debería adaptarse a ellos y no al revés", asevera.

Los representantes de los padres, ante los datos recogidos por los directores en el informe que han hecho llegar a Educación -más de 10.000 alumnos de Secundaria en la provincia arrastra algún suspenso pero apenas un 5% de ellos, alrededor de medio millar, consigue superarlo al presentarse en septiembre- insisten en que "o sobran asignaturas o nos faltan horas de clase".

El colectivo de padres no está por la labor de que se modifique la estructura del sistema "sino de ver qué ocurre, porque algo tendrá que ver el elevado número de suspensos y las horas que se imparten, que no parecen suficientes para que los alumnos asimilen la totalidad del currículum".

Concluyen lanzando un dardo al profesorado sobre sus propios días lectivos: "Pocas familias tienen, como ellos, tres meses de vacaciones", sentencia López.

"No tiene sentido recuperar la antigua prueba de suficiencia"

Los padres asociados en la Gonzalo Anaya, confederación en la que se integra a su vez la federación provincial Enric Valor, identifican los exámenes de recuperación en la primera semana de julio con la antigua prueba de suficiencia. "Hacer renacer aquella antigua prueba no tiene ningún sentido, porque ya se demostró que no era de utilidad ni ayudaba a los alumnos a superar las materias pendientes". Para Navarro, esa falta de utilidad radica en que además "entre prueba y prueba no se podía dar ningún refuerzo por falta de tiempo". Al igual que el representante de la fapa Gabriel Miró, sugieren que las clases de refuerzo que se han implantado voluntariamente para el profesorado con el plan Éxit de mayo a junio "se realicen durante todo el curso co los recursos económicos y humanos necesarios, sin depender de esa voluntariedad porque lo necesitan casi todos los alumnos".