El Ministerio de Medio Ambiente comunicó ayer a la cooperativa que agrupa a los siete restaurantes que ocupan el paseo marítimo en las playas de San Juan y Muchavista, que aprueba su propuesta de continuar dando servicio y les otorga una concesión por la que podrán ocupar espacio de dominio público marítimo-terrestre durante los próximos 15 años, en concreto hasta el año 2025, tras lo cual la propiedad pasará a Costas.

La notificación pone fin a diez años de batalla legal -siempre perdida por los chiringuitos- que comenzó el 25 de octubre de 2000 cuando finalizó la concesión administrativa que Medio Ambiente no renovó al tratar de aplicar la Ley de Costas y despejar el paseo de construcciones.

La presión popular, las gestiones de los ayuntamientos de El Campello y Alicante, la adhesión final del PSPV y la buena voluntad de Costas han servido para que cinco de los siete chiringuitos puedan seguir en la playa, aunque sus propietarios deberán sustituir las antiguas construcciones por restaurantes nuevos con un diseño uniforme. En estos momentos, la cooperativa negocia con Costas que la demolición de los populares restaurantes sea progresiva y que no todos se tiren a partir del 30 de octubre.

"De ser así difícilmente podríamos estar listos para el próximo verano. Hay que tener en cuenta que para levantar un nuevo establecimiento necesitamos entre ocho y nueve meses sin contar con los imprevistos", apuntó ayer José Antonio Brotóns, propietario de uno de los chiringuitos y portavoz de la Cooperativa Valenciana Limitada de Actividades Hosteleras de la Playa de San Juan, que formaron los dueños de los restaurantes para negociar con Medio Ambiente.

Los empresarios calculan que la construcción de los nuevos restaurantes les supondrá un desembolso global de unos 2 millones de euros, a los que hay que sumar los 85.000 euros que cuesta la demolición de los viejos chiringuitos, algunos en la playa desde 1960, que deben sufragar los propietarios. Las nuevas instalaciones se adecuan, según el Ministerio, a los parámetros que exige la legislación costera, tanto en la ocupación de suelo (150 metros cuadrados) como en la distancia exigida entre los restaurantes sin que éstos interrumpan la circulación de los usuarios del paseo.

El proyecto del Ministerio recorta en unos 3.000 m2 la superficie hostelera actual. Se reduce de 7 a 5 los restaurantes y, además, la superficie máxima será de 150 m2, de los que 50 m2 serán terrazas. En la negociación que mantiene la cooperativa -asesorada por la asociación provincial de hostelería- se llegó a plantear que los nuevos chiringuitos no tuvieran aseos para ganar espacio y que éstos fueran comunes en una instalación al margen en el paseo marítimo. Extremo que no llegó a concretarse.

La comunicación oficial Medio Ambiente se celebró entre los restaurantes (algunos cerrados por temporada), ya que, incluso, algunos propietarios ya tienen comprados locales fuera del paseo al pensar que no habría marcha atrás de la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y el Mar.

La pala entrará en acción en noviembre

La decisión de Costas afecta a los restaurantes integrados desde 1970 en una cooperativa, aunque muchos ya estaban a pie de arena en los años sesenta del siglo XX. En concreto, los chiringuitos que se demolerán a partir del próximo 30 de octubre son el "Aitana", "Niza", "Ponderosa", "Benacantil", "Monreal" "Mediterráneo" y "Playa". Costas pretendió en un principio que en la solución final también entrasen "Casa Julio" y "Casa Domingo", aunque éstos tienen una concesión diferente y no estaban amenazados del derribo.

Los chiringuitos afectados forman parte de la imagen y oferta de la primera línea de la Playa de San Juan desde los años 60. Muchos estaban ya en la playa, y sobre la arena antes, incluso, de que esta zona de la ciudad iniciara su despegue turístico y urbanístico a principios de los setenta. Los ayuntamientos de Alicante y El Campello han mostrado siempre públicamente su apoyo y también Costas terminó por flexibilizar su postura. De cero restaurantes pasó a permitir cinco y ayer se puso el punto final a la tramitación administrativa con la comunicación oficial de la nueva concesión. Cinco años prorrogables hasta tres veces.

Queda por decidir ahora qué chiringuitos no volverán a abrir, algo que deben negociar los miembros de la cooperativa. En principio, según ha podido sabe este periódico, uno de los dueños ya ha mostrado su voluntad de jubilarse y no hay continuidad familiar. De los siete sólo dos abren todo el año. F. J. B.