"Soy trapecista como mi padre y domador de cocodrilos como mi abuelo, y quiero serlo toda mi vida". Para Alex, en tercero de ESO, estudiar es "fácil" porque tiene "el colegio al lado" -en realidad es una de las caravanas del circo-, aunque le fastidia que le quite tanto tiempo porque de lo que se siente más orgulloso es de que nunca se ha caído del trapecio en una actuación, como mucho "en algún ensayo".

Nació en Valencia pero se considera "del mundo", como el americano Brandon, de Florida para más señas, que a sus quince años está empezando en la "rueda de la muerte": "Mi padre da hasta saltos mortales", comenta orgulloso. Se le "atraviesan" las Matemáticas -frunce el ceño- "pero lo demás, bien", asegura con una amplia sonrisa.

Sara lleva con ellos dos años. Con ellos y con otros nueve niños de todos los niveles escolares. Es la profesora del circo y trabaja al modo de los docentes de antaño, como en una escuela unitaria. "Es muy duro, pero me encanta el circo y se presentan muchos para este puesto", cuenta mientras los llama para volver a clase.

Los mayores cogen a los más pequeños y suben las escaleras del cole en cuya puerta tienen esparcidas unas zapatillas que cambian por el calzado de calle: "Es mucho el barro que se forma en los terrenos del circo. Están acostumbrados a hacerlo". En la entrada, un cartel de bienvenida y las normas de convivencia interna, como en cualquier colegio al uso: pedir permiso para levantarse, no se puede pegar, prestar atención a la maestra, ayudar a los compañeros...

Sara no pierde un segundo y les pone a trabajar a todos sobre el mismo tema, aunque en sus distintos niveles. En las cuatro mesas más cercanas a la pizarra está Primaria: Desiree, José Luis, Cloe y Alejandro eligen las palabras adecuadas para rellenar los fragmentos sobre el descubrimiento del fuego que les ha entregado la maestra en fotocopias.

En el ala de la derecha, Nicol, la más pequeñita, de tres años, hace cachitos con papel de celofán para colorear una gran llama de fuego y repartirse el pegamento con Michelle, Radi y Eros, todos de Infantil. A la izquierda, los mayores: Brandon y Jennifer comparten el ordenador para buscar textos alusiovos al hombre primitivo: "No vale corta y pega", advierte Sara. Y Alex, al fondo de la clase, se concentra en su libro de Lengua y Comunicación, de tercero de ESO, al tiempo que acerca agua a las mesas de Infantil desde donde Eros la pide a gritos. El aula, que en un principio puede resultar claustrofóbica, bulle de actividad y parece aumentar de tamaño.

"No me veo aquí dentro de diez años, como maestra itinerante, pero de momento me encanta". Lo que más echa de menos Sara es compartir su trabajo con otros compañeros "pero como es algo que has elegido tú, piensas en todo lo bueno", asegura.

Los exámenes se envían al Ministerio para que los corrija

Hace ya diecisiete años que el circo Quirós montó su colegio. Mati, la empresaria, dice que para ser alguien en el circo hay que empezar de pequeño, pero que no se puede dejar de estudiar. En los recreos juegan al balón en carpa o los utilizan para conocer el entorno donde montan la pista. Plazas y parques cercanos hacen las veces de improvisado patio escolar para los pequeños artistas que llevan en la sangre la vocación circense, obligados a sacarse el graduado escolar en el propio circo. Como Sara es maestra de Primaria, para convalidar los exámenes de Secundaria y que los chicos obtengan el graduado tiene que enviar los ejercicios al Ministerio de Educación, con el que está en continuo contacto por si le hace falta algún material oficial. Por su parte, aprovecha otros recursos: También irán a ver la Dama de Elche y el museo del MARQ en Alicante, como ya han hecho con la muestra sobre Miguel Hernández en Orihuela.

17 circos

Con maestros itinerantes

En toda España hay diecisiete circos con colegio y su correspondiente maestro itinerante. Se conocen entre ellos y se llaman al móvil para quedar los fines de semana si se encuentran cerca: "En tu circo o en el mío".

11niños

Escolares de todas las edades

Los colegios del circo funcionan como antiguas escuelas unitarias con niños de todas las edades en el mismo espacio. En el Quirós hay once.