Tres carritos de bebé presiden los accesos a la sede territorial de la Conselleria de Educación en Alicante. Las madres han cogido a sus hijos en brazos y, en su lugar, han colocado sobre los carros grandes carteles con los mensajes que les han llevado a plantarse para protestar: "Más becas, menos despilfarro", "Son niños, no números", "Sí a la Educación pública, más, más, más" y "Menos móviles, menos trajes, más educación".

Alrededor de la barricada que forman los carritos se sitúan los afectados y el estruendo que forman con sus pitos y cacerolas consigue, pese a tratarse de un callejón, que la gente se acerque a ver de qué se trata: "No es normal que estando yo en el paro, mi hija se quede sin beca de comedor este año". Sara Ramírez asegura que este año está mucho peor económicamente que el pasado y que entonces sí que obtuvo la beca con 16 puntos. Esta vez sólo le dan 13 puntos y se ve fuera de cupo.

"Estoy desesperada -repetía Sara, cucharón en mano para hacer ruido-. Parece que este curso hay que estar debajo de un puente y probar que es tuyo para que te den la ayuda de comedor. Si no, no se explica que apenas una veintena de niños estén en la lista de las becas y el curso pasado había más de cien en el colegio".

El caso de Sara ni siquiera es de los más sangrantes. Ella misma se ocupa de comentar el de una conocida "también en paro, con un hijo discapacitado con un 85%, y que sólo ha conseguido 9 puntos. Se ve que hay que estar en la indigencia", se lamenta.

Sin ingresos y sin ayuda

El curso pasado los colegios daban cinco puntos que sumar a las circunstancias ya contempladas en la normativa -renta, discapacidad, familia monoparental u orfandad, entre otras-, pero ahora se ha rebajado a tres la máxima puntuación de los consejos escolares y con rigurosa comprobación de los justificantes.

"Sin más ingresos que los 420 euros que recibe mi hija del Estado, porque se le ha acabado la prestación del paro, ¿cómo le dejan sin beca esta vez, algo que ya teníamos conseguido?". Carmen, la que así habla, ha venido acompañada de su marido y también le da a la tapa de una cacerola con un mazo de mortero para demostrar su enfado. Son los abuelos de la nieta de diez años que se queda sin beca. Como Ingrid, en circunstancias muy parecidas: "En paro desde 2008, dos niños y pago un alquile,r pero me cuentan como ingresos los 426 euros de Zapatero y no me dan la beca".

Algo más atrás, Yolanda no da abasto colocando los carteles de protesta. Dice, como otra de las madres poco antes, que se va a "tener que comer a mis dos hijos de seis y ocho años", porque sólo tiene seis puntos. Charo explica que ella sí la conseguirá. Es madre soltera, familia monoparental y sin ingresos. Se ha unido a la protesta por solidaridad "porque si esto sigue así, acabarán cerrando el comedor, no se sostendrá".

Y es que las que se quedan sin beca no se plantean ni de lejos pagar los 80 euros al mes que exige la minuta, frente a los 6 euros que tendrían que abonar con beca, "y si no hay suficientes comensales, el comedor no seguirá y tendré que irme a un centro privado, cuando yo defiendo por convicción la enseñanza pública", añade María Jesús García.

Lydia Sellés, representante socialista, sale de la sede de Educación con Carmen. Les ha recibido el director territorial, pero "es Valencia quien decide"- les ha venido a decir-, además de que la crisis manda, de modo que los puntos para tener beca se fijarán según las peticiones que haya.