Fueron las que más empleo crearon durante los años de bonanza y ahora se han convertido también en las principales generadoras de paro. Las pequeñas empresas de la Comunidad Valenciana han destruido en el último año más del doble de puestos de trabajo que las grandes y medianas compañías de la región, según los datos del Ministerio de Trabajo, debido al aumento de la morosidad, la disminución del consumo y la falta de crédito.

En concreto, la Encuesta de Coyuntura Laboral del tercer trimestre de 2009, la última con datos disponibles, refleja que las empresas de menos de 50 trabajadores de la autonomía habían despedido a 109.100 personas durante los doce meses anteriores. Es decir, el 14,2% de todas las que tenían contratadas al inicio del citado periodo. Mientras las empresas de ente 51 y 250 empleados habían echado a la calle a 22.500 personas, un 8,4% de su plantilla al inicio de la crisis; y las que superan los 250 trabajadores, enviaron al paro a otras 21.300, el 7,5% de todos sus empleados. En otras palabras, siete de cada diez nuevos desocupados del año pasado procedían de una pequeña empresa.

"No es que hayamos hecho las cosas peor, es que ante cualquier adversidad somos los primeros en resentirnos y la realidad es aún peor de lo que reflejan estos datos", apunta el presidente de Cepyme Alicante, Juan José Sellés. Así, apunta que, tras este aumento del paro, se esconde la desaparición de un buen número de pequeños negocios que "no pueden seguir funcionando si prescinden de la mitad de sus trabajadores, como sí ocurre con las grandes empresas".

Dos estadísticas confirman esta impresión del presidente de Cepyme. Por un lado, la reducción en más de 24.000 del número de autónomos dados de alta en la Seguridad Social en la Comunidad durante el último año, 9.700 de ellos en Alicante; y la desaparición de 13.400 cuentas de cotización (las que abren las empresas para dar de alta a sus asalariados) en el mismo periodo, lo que indica que esos negocios han cerrado o que el empresario ha prescindido de todos sus trabajadores.

Para Sellés, las pymes se han convertido en "víctimas colaterales" de una situación "que no han provocado" y en la que, incluso, se han visto discriminadas. "Si una gran empresa tiene un problema, entonces también lo tienen los bancos y las cajas con las que trabajan. En cambio cuando una pyme tiene un problema lo tiene ella sola. No somos clientes preferentes, el poco crédito que había no nos ha llegado", denuncia el presidente de la patronal.

Menos riesgos

Ahora, sin embargo, la situación parece que ha empezado a cambiar. Ante la necesidad de diversificar riesgos, las entidades financieras están lanzando campañas para captar a los pequeños empresarios y aprovechar también el negocio de las líneas ICO. "Ahora se han dado cuenta que no es lo mismo que te dejen sin pagar un crédito de un millón de euros que uno de 50.000 pero los intereses que piden son muy elevados", explica Juan José Sellés, para quien esta reacción de la banca llega tarde.

En el conjunto del Estado las cifras son algo más positivas que en la Comunidad Valenciana. Así, la destrucción de empleo entre las pequeñas empresas alcanza el 12% de las plantillas existentes antes de la crisis, dos puntos menos que en la autonomía; mientras que entre las empresas de entre 51 y 250 empleados es del -4,8%; y entre las de mayores dimensiones, de más de 250 asalariados, del -6,5%.