La brigada de Blanqueo de Capitales no lo ha tenido fácil, aunque se pueda pensar lo contrario, para tejer todo el hilo argumental del "caso Brugal". Hay "páginas en blanco" en el correlato de hechos, llamadas que se iban a producir y nunca llegaron, citas que se iban a celebrar y nunca se supo si tuvieron lugar. La Policía, además de tener pinchados en un momento dado de la investigación hasta una docena de teléfonos, sabía que los implicados estaban usando teléfonos de prepago que eran adquiridos por testaferros en las tiendas.

Así aparece en dos piezas distintas del "caso Brugal". Una, la que hace referencia a la adjudicación de las basuras; y la segunda, el plan zonal. Al final, sus dueños "caían" porque la Policía tenía sistemas para captar la señal, conocer el número y, finalmente, pincharlo. Entre los beneficiarios de algunos de estos teléfonos, que fueron repartidos a finales de enero de 2008, según el informe, está Antonio Ángel Fenoll, el concejal de la Limpieza de Orihuela, Manuel Abadía; Jorge Lorente, empresario y hermano de la alcaldesa; o Ginés Sánchez, edil de Medio Ambiente. De otros tres móviles ha sido imposible saber su usuario.

Hay otros móviles que ha sido imposible saber con quién hablaron sus interlocutores, según descubre un informe de una empresa del sector ante un requerimiento del área de Telecomunicaciones, sección de Observaciones, de la Dirección General de la Policía. Así se han podido recuperar de algunos números sólo las llamadas que recibió o se hicieron con él los dos meses anteriores. Lo que pasó antes, nadie lo sabrá nunca.

Uno de los teléfonos "de seguridad" que más llama la atención a los agentes fue utilizado en 2008 por Rafael Gregory. Era un número en el que él tenía que confiar a la fuerza porque "había venido siendo utilizado anteriormente por el empleado de Autisa, C.P. hasta su fallecimiento el pasado mes de agosto". Ante esta circunstancia, era el móvil de un finado, se procedió por parte del Ministerio Fiscal, "basándose en informes policiales, a solicitar su inmediata observación e intervención". De ahí han salido algunas de las conversaciones más jugosas.

La Policía también relata lo que "denomina tráfico cruzado de llamadas" entre algunos personajes de estas tramas y le llama la atención que, incluso, en un mismo día y utilizando el mismo par de teléfonos, puedan cruzarse hasta doce llamadas en sólo tres horas. Los investigadores también han descubierto citas a las cuales los implicados acudieron en coches prestados, para no ser seguidos, y encontraron un "lenguaje cifrado" que identifica "pisos" por "limones" o "matrículas de camiones" por "contratos". Y llegan a hacerse expertos en estas interpretaciones. Así, por ejemplo, se atreven a decir, en relación al supuesto beneficio que pudo obtener Ripoll con la siguiente franse: "...la existencia de esta supuesta dádiva podría explicar el comentario realizado por éste (por Gregory) al final de la conversación "¿sabes?, están baratos, están cayéndose al suelo", pudiendo venir referido al descenso del precio de la vivienda registrado en la ciudad de Alicante en los momentos presentes", diciembre de 2008.