Con una cuidada puesta en escena, Joaquín Ripoll, tres días después de levantarse el secreto de sumario del caso Brugal -en el que está imputado por cinco graves delitos-, defendió su inocencia con críticas a las conclusiones del extenso informe policial que sustenta la investigación y rechazó de plano cualquier posibilidad, a diez meses de las elecciones municipales y a las puertas de que arranque el proceso de confección de las candidaturas del PP, de renunciar al cargo. Siguiendo los pasos de Camps, ni se le ha pasado por la cabeza. Instalado en su trinchera, Ripoll rechazó haber recibido dádivas millonarias -dos pisos- a cambio de favores en la contrata del plan de basuras de la Vega Baja, el epicentro de la investigación judicial, con una argumentación muy documentada pero, sin embargo, se quedó lejos de aclarar sus viajes en el yate de Enrique Ortiz.

De chaqueta y corbata con el logo la Diputación y con un archivador lleno de papeles bajo el brazo, Joaquín Ripoll salió a la palestra para dar la cara, dijo, tal y como "me comprometí". De salida, el líder provincial del PP restó importancia al contenido de la documentación aportada por la Unidad de Delitos Fiscales de la Policia, la misma que trabaja en el caso Gürtel para desentrañar la supuesta financiación ilegal del PP en la Comunidad Valenciana, y trató de dejar claro que se trata de "un informe policial y no de diligencias judiciales" que, además, lanzó en un tono que sonó a descalificación del contenido, no se limita a describir hechos sino que, apuntó, realiza "interpretaciones" que responden únicamente a la lógica de acusación. "Caben otras que espero prevalezcan en defensa de mi inocencia", aseveró.

Con cara de preocupación pero aparentemente tranquilo, el presidente de la Diputación se defendió con cierta solvencia y abundante documentación de la principal acusación que contiene el informe policial: el "regalo" de dos pisos en una promoción de la calle Benito Pérez Galdós, cerca de la Diputación, a cambio de favorecer la adjudicación del plan zonal de basuras de la Vega Baja. "Es rotundamente falso", subrayó. Ripoll se aferró con habilidad a la falta de concreción que el informe policial muestra en ese punto para, a continuación, reconocer que, efectivamente, visitó ese inmueble, momento que refleja el sumario con una fotografía en la que el titular de la Diputación aparece junto a Rafael Gregory, con el que el dirigente del PP admitió una relación de amistad que "viene de nuestros padres" y que es una de las piezas sobre las que pivota la investigación. "Vimos esa promoción como otras en Luceros o en la calle Doctor Gadea...", detalló el líder provincial del PP que justificó las diferentes visitas a los inmuebles por la "importancia" que supone la decisión de comprar una vivienda.

En este sentido, el presidente de la Diputación reconoció, efectivamente, que en octubre de 2009 sumó a su patrimonio una vivienda que adquirió a la CAM en el número 24 de la calle Doctor Gadea. Ripoll exhibió la escritura de compra-venta, fechada el día 21 de octubre; la hipoteca que obtuvo, igualmente, a través de la CAM por un importe de 420.000 euros; la correspondiente notificación al catastro; y una copia de su registro de bienes en la Diputación -una declaración obligada previa a la toma de posesión- que, con la certificación de la secretaria general, Ripoll modificó hace ahora casi un año para incluir la vivivienda que había comprado.

No salió tan airoso, sin embargo, a la hora de explicar su relación con Enrique Ortiz -adjudicatario final de la contrata del plan de residuos de la Vega Baja en unión con Cespa- y los viajes que realizó tanto en el yate del empresario como la coincidencia de ambos en la Feria de Sevilla, encuentros controlados por la Policía y que aparecen en el informe. Admitió dos visitas al barco de Ortiz. Una en el verano de 2008 -del 6 al 8 de agosto- cuando compartió viaje con el empresario para visitar Mallorca. Y otra, al verano siguiente, cuando, entre los días 27 y 30 agosto, Ripoll viajó hasta Ibiza junto a Rafael Gregory, pieza clave en la operación Brugal, y sus esposas además de un tercer matrimonio. "Pagamos a escote todos los gastos, unos 2.000 euros, y transportamos la comida", apuntó el titular de la Diputación aunque sin aportar documentación alguna para verificar su afirmación. "Ni Ortiz me pidió nada a cambio ni yo le ofrecí nada", aseveró Ripoll que calificó como "coincidencia" en un almuerzo y una cena, la referencia que el informe hace de su encuentro con el empresario en la Feria de Sevilla.

El presidente de la Diputación, que rechazó por completo haber facilitado al industrial oriolano Ángel Fenoll la compra de una televisión local -"sólo trabajé para sacarla de la crisis, como he hecho con otras empresas en otras ocasiones", aseguró-, defendió todas las gestiones que realizó la Diputación durante el proceso de adjudicación del plan zonal que, dijo, se tramitó, en todo momento, de acuerdo a los informes técnicos y a las decisiones, sustanciadas por amplias mayorías o incluso por unanimidad, de los órganos de gobierno del Consorcio de la Vega Baja, órgano que ratificó la adjudicación y en el que la Diputación tiene una participación del 15%, el Consell llega a un porcentaje del 25% y los municipios, en función de su población, hasta un 60%. "Yo no influí ni en los técnicos ni tampoco para que se cambiara el dictamen", aseveró Ripoll que, en todo caso, restó valor a este punto del informe policial al estar basado en una documentación "incompleta y no oficial" aportada por la diputada socialista y portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de Orihuela, Antonia Moreno. "Podrían haber tenido toda la documentación si nos la hubieran solicitado", reprochó el titular de la Diputación a los investigadores de la unidad de la Policía Nacional.

En opinión de Ripoll, el conflicto, como recoge la última sentencia, no está en la empresa adjudicataria sino en el emplazamiento del vertedero. En este sentido, la Diputación ha encargado un informe jurídico para decidir si recurre el fallo. Sea como fuere, los pormenores del informe sobre la operación Brugal levantaron ayer ampollas en las filas del PP. Entre sectores del ripollismo ha causado malestar y estupefacción las imágenes de Ripoll con Enrique Ortiz que, al tiempo, han alimentado las tesis más críticas de destacados dirigentes del bando campista contra el presidente de la Diputación. Sin embargo, la dirección regional del PP no está para tirar muchos cohetes. Están atados de pies y manos a expensas de la situación judicial de Camps. Así que, apuntaron las fuentes consultadas, no habrá demasiada guerra contra Ripoll, del que, incluso, señalan, podría volver a repetir sin grandes problemas. Es obvio, si Ripoll cae, Camps estará más en peligro. Y también al revés. En este punto, se ha abierto una tercera vía: dirigentes del PP en toda la Comunidad que abogan por partir de cero en 2011 sin Fabra, sin Ripoll y sin Camps. El jefe del Consell sí ha llamado estos días a Ripoll para animarle. Ayer mismo, en una declaración de una frase, le dio margen para defenderse. Mientras que el Consell pidió el mismo trato para Joaquín Ripoll que para dirigente socialistas implicados en Brugal. No hubo hostilidad. Son aliados involuntarios. Rajoy, por contra, no ha llamado a Ripoll. Se han comunicado por persona interpuesta.

Una comida para dar explicaciones al núcleo de confianza

A mediodía, el presidente de la Diputación, Joaquín Ripoll, reunió a sus más fieles en una comida para ofrecerles, en parte, la misma explicación que trasladó a los periodistas. Se trataba de mantener las huestes, en la medida de lo posible, unidas en el momento, quizá, más complicado para el sector que sustenta a Ripoll al frente de la dirección provincial del PP desde que estalló la guerra interna con Camps en el año 2003. Al encuentro acudieron, al margen de Ripoll, los diputados Miguel Peralta y Macarena Montesinos; el senador y vicesecretario general del PP, Miguel Ortiz; la alcaldesa de Orihuela, Mónica Lorente; la directora general del Patronato de Turismo, Gema Amor; la subdirectora del Gabinete de Presidencia, Vea Reig; y Paco Sánchez, director del Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, que se sumó a los postres. Hacía tiempo que no conversaban. Ripoll les trasladó sus explicaciones. El presidente de la Diputación, explicaron fuentes conocedoras del encuentro, se mostró ciertamente satisfecho por el resultado de una comparecencia mediática que, en opinión de su entorno, le confiere un cierto margen de maniobra y le devuelve en parte la iniciativa. El titular de la institución provincial sacó a relucir, por momentos, incluso, una cierta euforia que contrastó con las caras largas y serias de algunos de los asistentes a la convocatoria. Dentro de las filas del ripollismo existe cierto malestar por el contenido del sumario del caso Brugal que, en algún caso, no consideran nada estético. Al contrario. Ponen especial hincapié, más allá de la cuestión de los pisos que el propio informe no concreta, en las relaciones de Joaquín Ripoll con Enrique Ortiz. P. r. f.