Científicos de la Universidad de Alicante acaban de patentar un sistema con el que se consigue reducir el consumo de los futuros coches eléctricos almacenando energía a partir del hidrógeno. En definitiva, se trata de cambiar de combustible y sustituir la gasolina por el hidrógeno.

Es algo sobre lo que ya investigan empresas como Opel y BMW, que incluso esperan lanzar los primeros vehículos como prototipo en cuatro o cinco años.

Estas firmas se han interesado personalmente por el material obtenido en los laboratorios del Campus, hasta el punto de que han visitado las instalaciones en el departamento de Química Inorgánica de la Facultad de Ciencias y han visto que los resultados son "muy prometedores", como afirma Diego Cazorla, que comparte la dirección de este proyecto con los también profesores Ángel Linares y Dolores Lozano.

Las ventajas

"La opción que proponemos nosotros es distinta a la del coche eléctrico que va a lanzar la industria", explican. Partiendo de la misma tecnología, tratan de mejorarla. Cazorla explica que usa el mismo sistema que una batería eléctrica, pero aporta la ventaja de que no se agotaría la electricidad porque usa el almacenamiento de hidrógeno a presión. "El rendimiento del motor sería mayor que el de uno común de combustión y, con la misma cantidad de combustible, -en este caso el hidrógeno reconvertido en energía- permitiría recorrer muchos más kilómetros".

Es decir, que tendría las ventajas de un motor al uso en cuanto al tiempo de independencia sin necesidad de repostar o cargar, y también las del eléctrico en cuanto a la reducción de la emisión de gases a la atmósfera.

Lozano y Cazorla matizan que a la hora de obtener el hidrógeno también se emite CO2, porque procede de hidrocarburos como el petróleo o el gas natural. Lo que se consigue con su patente es localizar la emisión en un punto y eso permite secuestrarlo bajo tierra, algo imposible cuando el dióxido de carbono lo libera cada vehículo independientemente.

Estos científicos van incluso más allá, porque su objetivo último es utilizar como fuente del hidrógeno algo distinto a los hidrocarburos: el agua. "Pero para eso todavía falta bastante", aventuran. "Hemos investigado mucho en los materiales y nos hacía falta el equipo para hacer las medidas. Los que hay en el mercado son muy caros y nos planteamos construir uno". Aquí entra en juego Enrique Gadea, el ingeniero que ha construido el equipo ideado por los profesores. Los sistemas para almacenar hidrógeno requieren trabajar a presiones muy altas y se hace a 700 atmósferas en el tanque desarrollado para los primeros vehículos de este tipo, pero los investigadores de la UA pretenden almacenar hidrógeno suficiente "a presiones más bajas". Lo han logrado incluso a 200 atmósferas, lo que mejoraría mucho la seguridad", precisan. Pero todavía falta desarrollarlo.

"Ya hemos sacado partido a nuestro aparato porque nos permite medir todas las muestras, hemos publicado los resultados y ofrecemos el material a las empresas. Que nos tomen como referencia es bonito", concluyen.

"Ideas" que no tienen quién las desarrolle

El grupo de Materiales Carbonosos y Medio Ambiente lleva quince años trabajando en el almacenamiento de la energía en la UA. "El objetivo de esta investigación está claro, dado el problema actual de los combustibles fósiles y la necesidad de buscar energías renovables y alternativas", apunta Cazorla. El nivel científico de la Química de la UA es de los mejores del mundo, "pero cuesta mucho que lo que hacemos lo usen empresas españolas. Faltan empresas de innovación tecnológica para que desarrollen nuestras ideas", se lamenta.