Que un niño se pierda en las masificadas playas de Alicante es muy fácil, es algo que pasa cada día y siempre resulta una situación muy angustiosa tanto para el pequeño como para las familias. Hasta ahora, lo más habitual era que los socorristas preguntaran el nombre del niño para poder llamar a la familia por megafonía. Un método que hacía que en muchas ocasiones el menor permaneciera bastante tiempo en el puesto hasta que se encontraba a la familia. Por eso, este verano los puestos de la Cruz Roja han decidido implantar una nueva medida, pulseras identificadoras.

Estas pulseras gratuitas que se colocan fácilmente en la muñeca con un adhesivo incluyen el nombre del pequeño y un número de teléfono de contacto con la familia. Son muy fáciles de poner y resistentes al agua. Los datos se apuntan con un rotulador permanente y los menores no se pueden quitar las pulseras por ellos mismos. De esta forma, cuando los operarios de salvamento encuentran a un niño extraviado pueden llamar en el momento a sus familiares para que vayan a buscarlo al puesto de la Cruz Roja. Así se ahorran las largas esperas que siempre son muy desagradables para todos.

Según declaran los operarios de salvamento de la playa del Postiguet, esta medida está teniendo mucho éxito, ya que ahora es mucho más fácil solucionar el problema.

Los socorristas recorren la playa cada día ofreciendo el servicio a las familias con niños pequeños que van encontrando. Pero ahora la medida se ha hecho muy popular y son las propias familias las que acuden al puesto demandando las pulseras.

Este problema playero y veraniego es más habitual de lo que pudiéramos pensar. Como explican en el puesto de la playa alicantina, prácticamente todos los días del verano se pierden niños y los fines de semana el número de niños perdidos se dispara.

"Es un invento muy bueno. Yo ahora estoy mucho más tranquila sabiendo que los niños llevan la pulsera", opina Maite, una mujer que, como tantas otras, va la mayoría de días de agosto a la playa con sus hijos. Y es que ya bastantes preocupaciones se han de tener cuando se acude con niños a disfrutar de la arena y el sol. Estar pendientes de que no se quemen, que se queden cerca de la orilla y que beban agua para que no se deshidraten. Esta medida por lo menos restará un poco de preocupación a tantas familias que acuden cada día a las playas de la ciudad.

Un servicio que, aunque no impedirá que los más pequeños se pierdan, sí va a acortar el tiempo de angustia de unos y de otros, que en algunos casos supera las dos horas y que, puntualmente, ha llegado hasta las tres.

Esta medida ya se ha tomado en otras playas del país, como en las de Vigo y Vizcaya, donde, al igual que aquí, también han dado excelentes resultados. Sin duda, dentro de poco tiempo ya será difícil encontrar a niños en la arena sin una de estas pulseras. Y es que todas las medidas son pocas cuando se trata de la seguridad de los más pequeños.