Es uno de los lugares más céntricos y emblemáticos de la ciudad. Por allí suben y bajan diariamente miles de personas, es un acceso obligado al instituto, un vestigio histórico... Hay muchos motivos por los que las grandes escalinatas del Jorge Juan deberían cuidarse y, sin embargo, basta echarles un vistazo para constatar su estado de deterioro y abandono. Pintadas, pegotes de chicles y basura ya sería bastante si además no nos encontráramos con una escalinata que resulta peligrosa por la existencia de socavones y escalones rotos junto a otros que resbalan de puro desgastados.

Las escaleras se proyectaron antes del propio instituto. La escalinata se construyó en los años 40 del siglo pasado como acceso al castillo de San Fernando ya que en los años 30 empezó a urbanizarse el entorno del monte Tossal. Posteriormente se construyó el Jorge Juan y se aprovecharon las escaleras para acceder al centro educativo, y hasta ahora, ya que en todos sus años de vida nunca se ha efectuado una reparación en condiciones de las escaleras pese a su ubicación en pleno centro de la ciudad frente a la plaza de los Luceros.

Ya desde la base de las escaleras se aprecia su deterioro sobre todo por la abundancia de pintadas y de basura del entorno. Tras un primer tramo de 33 escalones con sillares viejos, colillas, pegotes inclasificables y hierbajos entre las losetas se accede a la primera explanada en la que el panorama es similar: hay restos de petardos en el suelo, colillas y bolsas de plástico sobre el pavimento que, de puro viejo, ha desaparecido en algunos tramos y sólo queda tierra y grava. Bajo los pocos árboles que hay en la replaceta hay restos de un botellón reciente: cascos de cerveza, cristales rotos, colillas de cigarrillos y de porros y papeles. La poca vegetación que hay parece sobrevivir de milagro sobre un suelo reseco y lleno de matojos.

Si uno sigue accediendo, en la segunda replaceta encontramos un panorama similar. En los laterales hay de todo: bolsas de pipas, cartones de bebida, botes vacíos de coca cola y cerveza, trozos de hormigón sueltos y más cristales por todos lados. Otros quince escalones de subida y se accede al área donde se ubica el escudo de la ciudad. Está manchado con grafitis, nada nuevo. Más arriba tras otra treintena de escalones, por fin se accede a la gran explanada del instituto si uno consigue evitar una caída debido al deterioro de las escaleras, y a la presencia constante de cristales. ¿Y por aquí tienen que subir y bajar los estudiantes todos los días cargados de mochilas?

Pintadas

En cuanto a las pintadas, cuesta encontrar un lienzo limpio, sobre todo los más accesibles. "Lore y Dani" han aprovechado para declararse su amor en los muros, y grafiteros como Jaz, Aron o Sik se han puesto las botas reproduciendo su alias por todas las paredes.

En la actualidad hay un proyecto para lavar la cara a las escalinatas, limpiar las pintadas y retirar las decenas de bolsas que se amontonan en los laterales del acceso, tal como ha señalado el concejal de Atención Urbana, Andrés Llorens, pero aunque esta actuación estaba prevista para después de Hogueras hasta el momento no se ha llevado a cabo. Desde el Ayuntamiento además se reconoce la necesidad de realizar una intervención más profunda, enmarcada en el proyecto de rehabilitación del monte Tossal, pero de momento no hay una fecha prevista para iniciarla.De hecho, la primera acción importante que se tiene previsto realizar en el parque del Tossal afecta a la ladera donde se encuentra la estatua del doctor Rico así como al área correspondiente al viejo parque infantil de tráfico.