La oposición cargó ayer de manera casi unánime contra el acto protagonizado por Camps para lanzar la campaña electoral del PPCV. El portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes, Ángel Luna, destacó que la reunión del Palau de la Música vuelve a poner de manifiesto la "personalidad autoritaria" del presidente de la Generalitat Valenciana "por no respetar las leyes ni los procedimientos ni en su partido ni a la hora de gobernar la Comunitat Valenciana en un claro intento de que prevalezca su voluntad o su conveniencia por encima de todo". Según Luna, "está claro" que en estos momentos a Camps "sólo le guía su interés personal". "Se siente acosado por la cantidad de errores que ha cometido como presidente de la Generalitat; se siente acosado por los procedimientos judiciales que tiene abiertos; se siente acosado porque no siente el respaldo de la dirección nacional de su partido. Y trata de desafiar a todo y a todos con un comportamiento más propio de un dictador de república bananera que de un gobernante democrático", recalcó.

Por su parte, la coordinadora de EUPV, Marga Sanz, consideró que los cambios efectuados por Camps en el Consell "muestran una mezcla consciente del Partido Popular entre gobierno y partido". Sanz señaló que los retoques que afectan a Sánchez de León "resumen muy bien las intenciones del PP: mantener una consellera que será sólo portavoz y que hará labores de partido, una confusión entre partido y gobierno".

Para la portavoz adjunta de Compromís, Mónica Oltra, la intervención de Camps el jueves fue un "espectáculo vergonzoso y decadente". "No puede ser más bochornosa la manera en que Camps dio por convocada una junta directiva y dio por aprobadas sus decisiones, una buena muestra de hasta qué punto los escándalos de corrupción están trastocando al PP".