Juan Manuel y su familia llevan tres años y medio viviendo con una gran grúa oscilante sobre sus cabezas. No es una metáfora. Hace tres años y medio, con la crisis de la construcción, paralizaron las obras de un edificio junto a su casa, en el número 22 de la calle Santa Catalina, en Villafranqueza, y desde entonces, esta familia anda desesperada. "No sabemos ya a quién recurrir. Se supone que la obra iba a durar unos meses pero la pararon, creemos que por falta de dinero por la crisis; luego la retomaron pero la volvieron a parar y ahora por aquí ya no aparece nadie", señala el cabeza de familia. Se trata de un edificio de cuatro plantas del que se levantó la estructura y poco más. Las obras se paralizaron hace más de tres años pero la grúa sigue allí. Es lo que más preocupa a Juan Manuel. "Es una grúa enorme y nos da miedo. Cuando hay un poco de aire, oscila y la tenemos literalmente encima de nuestra terraza. Tenemos allí unos sillones y una mesa donde nos gusta estar en verano, antes cenábamos allí, pero ahora ya no", afirma Juan Manuel, para añadir que "tener la grúa justo encima impresiona, y más después de ver cosas como lo que ha ocurrido con el péndulo del Tibidabo en Barcelona que se ha caído, y eso que allí hacen inspecciones regularmente. Aquí hace mucho que no viene nadie para comprobar el estado del aparato".

Pero la presencia de la grúa no es la única molestia que esta familia tiene que sufrir debido a la paralización de la construcción de al lado. "Cuando empezaron las obras, rompieron mi antena de televisión. Desde entonces sólo se puede ver la tele en el salón. Mi suegra vive con nosotros, compró un televisor para su habitación pero no lo puede ver allí. Para ella es importante". Efectivamente, la suegra de Juan Manuel, con 87 años, corrobora mientras hablamos las denuncias de su yerno.

Luego están las humedades. "Como la estructura está abierta, tenemos un problema de humedad en las paredes que lindan con la obra", dice Juan Manuel mientras señala las bolsas de humedad de las paredes, "por no hablar de los cables que nos han dejado en la fachada sin tapar, y de un plástico enorme que dejaron cubriendo la obra y que nos tapa la luz en parte de la casa y limita la salida del aire acondicionado por lo que a veces no funciona".

Denuncia

Las quejas de Juan Manuel no cesan. Desde la calle, muestra un pozo lleno de porquería en la planta baja de edificio en construcción "que a veces huele fatal", y habla los gatos que campan a sus anchas por la estructura de la obra. "Hemos tenido mucha paciencia. Ya llevamos tres años y medio así y no sabemos a quién protestarle. Los de la grúa nos dicen que no la pueden quitar porque si no, no cobran y la última vez que apareció uno de los responsables fue hace medio año". Juan Manuel considera que la única solución que le queda va a ser "presentar una denuncia en comisaría porque nosotros no tenemos por qué padecer todo esto. Alguien debe hacerse responsable y por lo menos quitar la grúa y adecentar un poco el edificio para que nosotros podamos disfrutar de nuestra casa".