Si hace unos días las universidades se vieron agradablemente sorprendidas ante la inesperada afluencia de solicitudes para estudiar una carrera el curso que viene -hasta el punto de que se han duplicado las listas de espera y cubierto prácticamente todas las plazas- ayer eran las escuelas de idiomas las que constataron una demanda que sobrepasa con mucho sus posibilidades de docencia, pero, en este caso, con el desagradable añadido de que la Conselleria de Educación ha decidido suprimir algo más de 700 plazas en el centro de Alicante y, en la escuela de Alcoy, ha congelado la oferta, desestimando a un tiempo la petición de incorporar italiano y de ampliar valenciano en este último centro.

La reclamada ampliación del aulario de San Vicente tampoco verá la luz este año, ni la apuesta de la comarca por habilitar otro centro en Sant Joan d'Alacant para asumir la demanda de la población de las playas.

La situación resulta tan precaria este año, a consecuencia de los recortes en la enseñanza, que incluso en Alcoy, que inicia su andadura como centro oficial ya legal, no consideran especialmente malo la congelación de su oferta, porque otras muchas escuelas de la Comunidad Valenciana, entre ellas la de Alicante, han visto decrecer su oferta académica a pesar de que el curso pasado disponían tanto de instalaciones como de profesorado para atenderla.

La supresión de un total de 23 aulas en Alicante, la mitad de ellas en el idioma de inglés -que es el más demandado con diferencia-, conlleva aparejada la pérdida de cuatro profesores, situación que desde los sindicatos tachan de "incomprensible", al tiempo que confían en que, finalmente, la conselleria "rectifique" como ha sucedido recientemente con las plazas de Formación Profesional.