El centro de Drogodependencias de Cruz Roja distribuye la metadona que se dispensa en toda la provincia. Lo que no todo el mundo sabe es que también se fabrica aquí. Las instalaciones disponen de un laboratorio en que se realiza la disolución de la sustancia que se recibe en polvo desde las farmacias para convertirla en líquido, una especie de jarabe que se envasa en unidosis y se envía a centros de atención de toxicómanos o unidades de conductas adictivas de toda la provincia. Además, en el propio centro se dispensa la metadona a sus propios usuarios diariamente.

Frente a la heroína, la metadona tiene la ventaja de que mejora la calidad de vida de los enfermos ya que el deterioro físico que produce es mucho menor. Por otra parte, además, al tomarse por vía oral en lugar de a través de una jeringuilla, evita la transmisión de enfermedades como la hepatitis o el sida al tiempo que supone un paulatino cambio de hábitos y permite ir bajando progresivamente la dosis a los usuarios en función de las pautas establecidas por los médicos.

Desde la apertura del centro hace 20 años se ha incrementado notablemente el número de usuarios de metadona. Así, en 1990 hubo 135 personas atendidas dentro del programa de metadona. Diez años después esta cifra había aumentado a los 1.883 y el año pasado el número de pacientes que recibieron metadona regularmente en el centro fue de 2.258 personas. Algunos de los usuarios son considerados crónicos por el médico que los atiende y se prevé que tomen metadona durante toda su vida mientras que en otros casos se intenta reducir la dosis hasta conseguir dejarla.