La última imputación judicial de un miembro del PPCV en un caso de corrupción, en este caso la del presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, ha terminado de encender las alarmas en el seno del partido. Fuentes del Partido Popular confirmaron que ciertos sectores esperan que la dirección nacional se implique en el problema y que "se haga una limpieza de imagen del partido en la Comunidad Valenciana".

Las mismas fuentes indicaron que pese a que "los buenos resultados electorales obtenidos hasta ahora por el PPCV no corren peligro", los votantes que esta formación política tiene en la Comunidad Valenciana no merecen que la organización esté más presente en los medios por problemas judiciales que por sus logros políticos.

En referencia a esa posible intervención por parte de Génova, aseguran que saben que será una realidad antes o después porque la situación comienza a ser insostenible internamente. Pero lo que no saben es cuán profunda será la misma y a quién afectará.

Nadie se atreve en la formación política más votada en la Comunitat Valenciana a ponerle nombre y apellidos a las personas que deben ser "reprendidas". Ni siquiera dicen abiertamente que deban ser expulsadas o suspendidas de militancia, pero sí que dejan el balón en el tejado de Mariano Rajoy con expresiones como "es su trabajo marcar las líneas que deben seguir los miembros del partido, desde el último militante hasta el mayor de los dirigentes".

Cambio de actitud

El cambio de actitud de cierto sector dentro del PPCV se debe a dos motivos fundamentales. El primero comenzó a potenciarlo en líder alicantino ahora imputado: la tibieza de las declaraciones de Ripoll en cuanto al apoyo al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, se refiere, hicieron mella entre los populares. Pero el final de la carrera más estelar que se había visto en los últimos años en el PP valenciano, la de Ricardo Costa, ha sido demasiado para algunos. Costa se perfilaba como el sucesor natural de Camps, tenía el apoyo de los barones tanto valencianos como de Génova, pero cuando vinieron mal dadas fue el único que perdió su cargo. Nadie quiere ser el próximo Ricardo Costa.