El empresario Enrique Ortiz se entregó a los agentes policiales en la entrada del cuartel de Rabasa, justamente en el polémico plan urbanístico que tiene adjudicado en esa zona de la ciudad de Alicante y cuya suspensión cautelar acaba de levantar el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.

Ortiz se había ido a Pamplona para participar en las fiestas de San Fermín, un acontecimiento al que acude fielmente todos los años, de donde ha tenido que regresar precipitadamente al conocer la gran operación policial que se estaba desarrollando en la provincia.

Los agentes le habían conminado para que se presentara en una Comisaría de Pamplona. Sin embargo, el empresario optó por recorrar los más de 600 kilómetros que le separaban de Alicante para comparecer ante los agentes. El lugar de la entrega del empresario a los agentes no fue elegido con doble sentido. El motivo no fue otro que el que los agentes que intervenían en el operativo procedían de Madrid y no conocían lo suficientemente bien la ciudad. El acuartelamiento de Rabasa fue el lugar más sencillo que pudo pactar su abogado para la entrega del empresario, al ser lo más sencillo de localizar para todos.

Mientras se especulaba sobre en qué comisaría de la comunidad Navarra se había entregado el promotor, el empresario estaba recorriendo un largo viaje para hacer frente al requerimiento de los agentes.

La entrega tuvo lugar a primera hora de la tarde, en un tiempo récord. Un largo viaje para tener que hacer frente después al largo interragotorio que se le venía encima, así como al exhaustivo registro en sus oficinas.

Desde la calle podía verse fugazmente el desarrollo del operativo. En algunos momentos podía verse al empresario en pie dando explicaciones a los policías de todo aquello que le iban requiriendo.