"Las películas hacen mucho daño", bromea Luis Miguel tras visitar el submarino "Mistral" que la Armada Española amarró al muelle 14, en la Zona Volvo de la ciudad de Alicante este fin de semana y que se puede visitar desde las 10 a las 13.30 horas de hoy. El público, por lo general sólo conoce los submarinos a través del cine, la música y, por supuesto, la literatura, por ese motivo no resulta extraño que otro de los interesados en sumergirse en esta joya militar asegure que es "una maravilla, la manera en que viven y como reparten el espacio".

El "Mistral" celebra este 2010 sus bodas de plata y fue construido en astilleros españoles. La visita por el submarino comienza al bajar por un estrecha escalera dejando detrás la popa y atravesando los minúsculos habitáculos que conforman la cocina, las distintas "alcobas", equipadas con varias literas, y la única ducha que utilizan los hasta 63 tripulantes cada tres días, ya que el agua dulce es un bien escaso a bordo, que se cuida al máximo. "Hay pocos privilegios justamente por la cuestión del espacio", apunta el comandante, Eduardo Estrella Suauzes, por ello, todas las camas son iguales. Finalmente, en la cámara de mando se encuentra el centro neurálgico de subacuático, desde donde se navega y se conocen los posibles blancos cercanos.

Los tripulantes pasan hasta 18 días bajo el mar y luego descansan, como lo hacen este fin de semana en Alicante, un puerto que les aporta también una amplia oferta de ocio. La vuelta a casa oscila entre 30 y 50 días, por lo cual "el apoyo de las familias, en especial de las esposas es imprescindible", apunta Estrella.

"España es un país con una condición marítima fundamental, el 80% del comercio se realizan por mar", subraya el comandante. La misión más importante del submarino es la de la seguridad de las rutas marinas, sin embargo, colabora con otras agencias estatales que tienen competencia en la mar, como por ejemplo la conservación de la arqueología subacuática, la prevención de la inmigración ilegal o el tráfico de armas con destino a España. Asimismo y aunque no exista una amenaza real, los submarinistas continuan adiestrándose en la guerra en el mar.