Desde 2007 una obra que ha quedado paralizada provoca el malestar de los vecinos de la calle Jazmín, en el barrio de Carolinas. El solar, donde sólo hay un agujero enorme de cuatro metros de profundidad con los cimientos de lo que iba a ser un edificio, es un foco de suciedad, de mal olor y un criadero perfecto de mosquitos. Las cuantiosas lluvias de esta primavera han encharcado el agua en los cimientos abandonados y ahora los insectos campan a sus anchas.

Cuando derribaron el anterior edificio en la calle Jacinto Maltés, paralela a la Calle Jazmín, también arrancaron una pared de un balcón contiguo. Tres años después de la paralización de las obras el balcón sigue sin reparar y apenas a medio metro de la terraza ahora hay una grúa para la construcción del nuevo inmueble que permanece también sin usar. "Es un peligro porque nunca se sabe lo que puede pasar con una grúa y ésta lleva años aquí parada, ¿y si hace viento y se cae?" se pregunta Javier Misó, dueño de la vivienda que convive diariamente con la estructura metálica. Este vecino asegura que se han dirigido al Consistorio y que "no da ninguna solución". El problema es que el solar es privado y, según este ciudadano, "el Ayuntamiento no ha hecho nada para que la promotora solucione el problema y sólo echan un poco de líquido desde la acera" para fumigar, algo que a su entender es insuficiente debido a que la humedad, el calor y la sombra convierten el lugar en "un auténtico caldo de cultivo para mosquitos y cualquier otra cosa". Situación que, llegado el verano, es todavía más grave.