Keat Maureen inmortaliza con su cámara cada detalle de la hoguera de Hernán Cortés después de visitar la mayor parte de los monumentos del centro de la ciudad. Como esta inglesa, que ha venido a Alicante junto a su marido, miles de turistas han disfrutado estos días de unas fiestas que les sorprenden por el poco parecido que guardan con las celebraciones de sus países de origen, aunque muchos las comparan con los Carnavales.

A unos les gustan más los monumentos y hay quien se decanta por los desfiles, pero la inmensa mayoría coincide en algo: si pueden, repetirán otro año. Por lo menos así de claro lo tiene Keat, quien contrató en Inglaterra un paquete con todos los gastos pagados para disfrutar de las Hogueras. "Los monumentos son muy bonitos, pero me han gustado más los desfiles, con esos trajes tan impresionantes. Aunque lo que de verdad estoy esperando con ganas son los fuegos artificiales por la noche en la playa". Y es que la pólvora desata pasiones encontradas entre los foráneos que estos días recorren las calles de la ciudad. A Jorg y su mujer Dana las mascletàs no les gustan en absoluto. "Nos da miedo porque tiembla el suelo. En Alemania sólo se disparan los fuegos en fin de año, por lo que no estamos muy acostumbrados". De hecho, en las oficinas de turismo del centro han recibido estos días la visita de muchas personas como Jorg y Dana "que nos preguntan por sitios cercanos a la ciudad a los que poder escaparse a la hora de la mascletà".

Sin embargo, al filo de las dos de la tarde Robert está pegado a una de las vallas que rodean la plaza de Luceros. Para este erasmus alemán, que ha prolongado el curso para disfrutar de las Hogueras, el espectáculo sonoro "es lo mejor". Con un piso de alquiler ubicado en pleno centro de la ciudad, Robert está viviendo las fiestas como un alicantino más. "Hasta tengo una mesa en una barraca. Me estoy divirtiendo mucho, tanto que volveré el año que viene seguro. Aunque después de cinco días de fiesta estoy un poco reventado".

Los elevados precios de la comida es uno de los pocos aspectos criticados por los extranjeros. "Cenamos anoche en uno de los restaurantes que se montan en la calle. Aunque todo estaba buenísimo, al final resultó un poco caro, y, además, no ponían los precios en las cartas", señalan Luis y Claudette, un matrimonio francés que ha disfrutado de dos días de fiestas en Alicante.

Ni el ruido excesivo ni la suciedad que se acumula a primera hora de la mañana parece molestar a los festeros de otros países. "Es algo normal en todas las celebraciones", señala Alain, una francesa que confiesa que su sueño, cuando se jubile, es comprarse una casa en Alicante

Y aunque medio mundo tiembla con la crisis, parece que a los europeos no les extraña que anoche ardieran miles de euros en forma de monumentos. "Si no se hacen fiestas como ésta, la vida es muy triste", señala Román, un turista llegado de Brujas. Al fin y al cabo, añade, "también se gasta mucho dinero en la Fórmula Uno y eso lo disfruta menos gente".