A Francisco Camps, presidente de la Generalitat, se le esperaba en Alicante, primero, el pasado 22 de junio para felicitar a los jugadores del Hércules por su ascenso durante una recepción institucional en la sede del Consell. No vino. Y, encima, hizo que la directiva y la plantilla herculana fuera a Valencia, en plenas Hogueras y a la hora de la mascletà. Se le esperaba también, como adelantó hace una semana este periódico, para el día de San Juan. "Y aquí estoy", apuntó Camps a las puertas de uno de los "racós" que los diferentes medios de comunicación instalaron durante las Hogueras en la Avenida de Federico Soto. Fue su único "contacto" con la calle, con los ciudadanos, en una agenda que lleva meses condicionada por los efectos del caso Gürtel, en el que el jefe del Consell está implicado y pendiente de las decisiones que empiecen a tomar los jueces del TSJ.

Camps tenía clara la estrategia. A mediodía se puso un acto en Dénia y eso era la excusa perfecta para evitarse, como adelantó este periódico, acudir a la mascletà de San Juan, algo que en otras ocasiones era norma para el jefe del Consell. Fuentes de Presidencia apuntaron que la siguió desde la Avenida de Federico Soto, cerca del Corte Inglés. Sea como fuere, al recinto en el que las autoridades siguen el espectáculo pirotécnico ni siquiera se acercó. Allí sí estaba la alcaldesa Sonia Castedo; la presidenta de las Cortes, Milagrosa Martínez; Luis Díaz Alperi, ex primer edil; o el conseller Mario Flores. Pero ni rastro de Camps. "No se atreve a salir a la calle. Es el peor desprecio que puede hacer a los ciudadanos", clamó la socialista Leire Pajín contra el titular de la Generalitat.

Una vez finalizó la exhibición pirotécnica, el jefe del Consell se presentó en los "racós" de televisiones y periódicos con el conseller Juan Cotino -el jefe de su guardia de corps- y el delegado del Consell y vicesecretario general del PP, José Císcar. Era la vía perfecta para "aparecer" sin dejarse ver. Para aparentar que visitaba la ciudad en sus fiestas pero sin hacerlo. La fórmula para buscar la "foto" y la declaración sobre las excelencias de las Hogueras y el ascenso del Hércules -"es una gran fiesta", aseveró antes de aludir al "esfuerzo hercúleo y heroico" del conjunto deportivo más representantivo de la ciudad- para evitar, así, un acto masivo.

Apenas 20 minutos en los "chiringuitos" de los medios de comunicación en los que se encontró con el titular de la Diputación, Joaquín Ripoll, al que saludó, y con otros dirigentes del PP como el senador Julio de España. Y de allí a la comida oficial ofrecida por el Ayuntamiento de Alicante en el Castillo de Santa Bárbara. Un acto controlable y controlado. Una trinchera cómoda para el presidente de la Generalitat. Allí estaban todos los suyos y allí, entre los muros de la fortaleza alicantina, pasó Camps la mayoría del tiempo de su fugaz visita a Alicante. Por no estar, no fue ni el mencionado Joaquín Ripoll, con el que el jefe del Consell está enfrentado y que lleva años sin acudir a la convocatoria del consistorio alicantino. El titular de la Diputación cambio el protocolo por la visita a la barraca de unos amigos.

Durante el almuerzo oficial, con más motivo, el jefe del Consell no cambió ni un ápice el discurso. "Las Hogueras son una maravillosa fiesta, que se ha erigido en referente de tradición y vanguardia", aseveró. Camps destacó que Alicante es una "ciudad de tradición, cultura, trabajo, responsabilidad" y subrayó el carácter hospitalario y abierto de los alicantinos, que hace de sus fiestas y de sus tradiciones "un servicio de los demás". "Cada alicantino se convierte durante estos días en un anfitrión, en un cicerone, lo que facilita que se multiplique el número de personas arraigadas a la fiesta", apuntó antes de volver a elogiar el ascenso del Hércules. Comida en Sánta Bárbara y regreso del titular de la Generalitat a Valencia. No se quedó ni al postre. En alrededor de tres horas, despachó el jefe del Consell su presencia en las fiestas más importantes de la segunda ciudad con más habitantes de la Comunidad. Todo un récord.

Los socialistas, al completo

También fue el día que aprovecharon las dos cabezas del socialismo valenciano, Leire Pajín y Jorge Alarte, para visitar, juntos pero no revueltos, las Hogueras de San Juan. Alarte llevaba desde el lunes en Alicante con séquitos limitados. Pero la presencia de Pajín atrajó a todos los que, durante las jornadas anteriores, habían evitado la "foto" junto al líder del PSPV. Incluida Ana Barceló, la secretaria provincial socialista y enfrentada a Alarte. Estaban todos. Los fijos, los fijos discontinuos. Los que creen que tienen un contrato con 45 días de indemnización y los que se quedarán con 20 días. O, incluso, sin nada. Los que buscan un acomodo ahora que, de inmediato, se abre el periodo de elaboración de las listas.

Pajín dijo que, al menos hasta el 17 de julio, no se abrirá el proceso. "Elegiremos al mejor candidato o candidata que quieran los compañeros de alicante ciudad", lanzó tirando de argumentario. Bastante tienen los socialistas con la crisis, los tijeretazos de Zapatero y los recortes sociales para, ahora, tener que sumar las listas. El ambiente de crispación social que se vive en España se dejó notar. La comitiva socialista fue abucheada a la entrada y a la salida del recinto desde el que siguieron la mascletà. Luego, antes de que Pajín volviera a Madrid, comida en la Barraca Canyeta i Peixet, en el Puerto, con una mesa en la que se sentaron, entre otros, junto a la citada Pajín y a Alarte, Roque Moreno, Soler, Ana Barceló o Elena Martín. Todos, a la estela de Leire.