La comida y la bebida son tan intrínsecos para las Hogueras como el fuego y la pólvora. Durante una semana, la ciudad se convierte en un inmenso restaurante al aire libre abierto prácticamente las 24 horas del día. Y como en todo restaurante que se precie, las hogueras tienen su propia carta culinaria, en la que el tapeo, la carne, los arroces y los gazpachos son los platos estrella de barracas y racós. "Estos días servimos muchos fritos, mucho jamón, mucho queso, patatas bravas y calamares sobre todo", explica Mario Piñol, de la barraca Diputación Renfe. Hasta 100 kilos de salchichas calculan que se van a llegar a servir en esta barraca durante estos días de fiesta y en tan sólo tres días han "caído" ya otros tantos jamones junto a más de 7.000 latas de cerveza.

Los festeros también lo tienen claro a la hora de enumerar lo que más les gusta comer en estos días. "¿De qué me alimento durante las fiestas? Muy sencillo, de chuletas, croquetas, jamón, queso y calamares", explica Eva Fenoll. También tienen sitio en la mesa los productos más típicos de estas fechas como las brevas, o la "coca amb tonyina", donde en panaderías como la de María Auxiliadora pueden llegar a vender "más de cien cada día", asegura tras su mostrador Noelia Samper. Un producto que en este establecimiento no se encuentra el resto del año.

Horarios alterados

La gastronomía fogueril también va acompañada de unos horarios que poco tienen que ver con los de una semana normal. "Al final te pasas todo el día comiendo. Te sientas a la mesa a las dos de la tarde y te levantas a las ocho y cuando te quieres dar cuenta ya estás cenando, y casi con la copa en la mano", asegura Diana Ros. Por eso, muchos festeros aseguran que los antiácidos nunca faltan en sus bolsos durante estos días.

Pero empachos aparte, la mayoría coincide en que la báscula, al término de las fiestas, no acusa los kilos de más. "Al final no engordas, porque comes mucho, pero también andas un montón y además duermes muy poco. Es un ritmo de vida que sólo se puede aguantar cuatro o cinco días como mucho", asegura Juanjo Pérez.

Acudir al supermercado en estas fechas también se convierte en todo un reto que obliga a más de uno "a tirar de lo que haya en la nevera porque tampoco hay demasiado tiempo para cocinar", explican Susi Meseguer y Juanita Baeza.

Por eso, hay quien en estos días ya tiene sus trucos particulares para que dé tiempo a todo y, de paso, cuidar un poco más la alimentación. Maribel Hernández lo tiene muy claro: "El secreto está en tener platos sencillos preparados de un día para otro. Así, te da tiempo a ir a la mascletà, llegar a casa y comer un poco más sano. Después, por la noche, a las barracas de los amigos a picar algo". Para esta festera las Hogueras no tienen por qué ser sinónimo de abandonar por completo la dieta mediterránea. "La mojama y la hueva son sanísimas y durante estos días comemos muchísima". La casa de los padres también se convierte en una alternativa para quienes, como María Quinto, no se quieren perder la cita en Luceros cada mediodía. "Es la mejor manera de comer a mesa puesta".

Y para los que prefieren decantarse por un restaurante durante esta semana, el rabo de toro se convierte en uno de los platos estrella coincidiendo con la feria taurina. En el restaurante El Jumillano, asegura su jefe de cocina Cruz Martín, "durante las Hogueras lo preparamos a diario para los clientes que nos lo encargan previamente, cuando normalmente sólo lo servimos los viernes y también por encargo".