Desactivado y sin cometido. Así es como se encuentra el primer director general de Seguridad del Ayuntamiento de Alicante, Carlos Cormenzana, cinco meses después de su nombramiento en lo que se vendió como una apuesta personal de la alcaldesa para mejorar el área de seguridad y, por ende, la de la ciudad, y que hasta ahora sólo ha contribuido a sembrar más incertidumbre en colectivos como el de la Policía Local (537 agentes) y los Bomberos (168 efectivos) que esperaban unos cambios y que en estos momentos no saben a qué atenerse.

Aunque la situación ya se venía arrastrando, la prueba irrefutable del ostracismo en que se encuentra el alto cargo ha sido el hecho de que no haya sido convocado a la reunión más importante que se celebra al año en materia de seguridad en esta ciudad, donde se prepara el dispositivo para las Hogueras y en la que, presidida por la alcaldesa, sí estuvo presente el edil del área, Juan Seva, (con quien Cormenzana nunca ha tenido excesivo feeling en un sentimiento recíproco) y el jefe de la Policía Local, José María Conesa, dentro del apartado de Seguridad, además de representantes de otras tres concejalías así como del Gremio de constructores y de la Federación de Hogueras, entre otros.

En la misma línea, Cormenzana tampoco ha sido tenido en cuenta para diseñar los preparativos de seguridad en el supuesto de que el Hércules suba mañana a Primera y prácticamente no es convocado desde hace semanas a ninguna de las reuniones que monta el edil.

Castedo, que creó para Cormenzana un puesto de trabajo inexistente en el organigrama municipal con una remuneración de 80.000 euros al año, no ha sido capaz de rentabilizarlo poniendo orden entre Seva y quien se suponía hombre de confianza de la primera edil con el encargo de elaborar, según sus palabras, un plan de seguridad de la ciudad que ofreciera resultados a "corto, medio y largo plazo". En la batalla entre ambos todo apunta a que la alcaldesa se ha decantado, al menos de momento, por su concejal dejando el cargo de director general vacío de contenido.

Las polémicas actuaciones con que se estrenó Cormenzana (la que lejos de acabar con el botellón lo extendió a otros puntos de la ciudad y la de la frustrada apertura al tráfico de una parte de la Explanada) tampoco han jugado a favor del director general cuyas relaciones con la alcaldesa, su principal valedora, parecen haberse enfriado.

También la jefa del área de Transportes, otrora persona de confianza de Seva, ha corrido la misma suerte que Cormenzana hasta el punto de que su traslado a otro departamento fue frenado in extremis. Una jefa de área a la que, antes del episodio del traslado, el edil ya había vaciado de competencias a favor, fundamentalmente, de José María Hormigós, un funcionario que tiene también un perfil empresarial, que llegó al Ayuntamiento de Alicante en comisión de servicio hace más de un lustro (cuando la ley establece un plazo máximo de un año ampliable a dos), que ha retrasado su edad de jubilación y cuya vinculación a Seva ha sido permanente aún cuando ambos hayan estado en concejalías diferentes.