Era el arrabal, construido extramuros de la ciudad, el que durante la dominación musulmana acogió a los judíos, según cuenta Gonzalo Vidal en sus "Calles alicantinas", para luego acoger a los moros cuando los reyes cristianos conquistaron estas tierras. Pero no quedó ahí la cosa y tras la expulsión de los moriscos en 1609 el Raval Roig se transformó poco a poco en el barrio de pescadores de la ciudad hasta que la fiebre especuladora también acabó con él. Resulta curioso que precisamente este barrio cuya historia ha estado tan vinculada a distintas religiones, siga acogiendo hoy en día diferentes lugares de culto. Así, en la calle Virgen del Socorro se encuentra la iglesia ortodoxa de San Andrés y San Nicolás al que acuden sobre todo emigrantes del este; frente al Postiguet se encuentra la mezquita árabe y aunque la vieja ermita de la Virgen del Socorro se demolió, hay unas dependencias que funcionan como tal.