Llegan las vacaciones de verano y expira el plazo que, en su día, la dirección regional del PP concedió al presidente de los populares alicantinos, Joaquín Ripoll, para renovar las asambleas locales del partido en los 141 municipios. Todavía restan 22 por convocar, entre ellas algunas de las más importantes como Alicante, Elche, Benidorm o Torrevieja. Pero ahora, con Francisco Camps a la baja, Ripoll se siente cada vez más fuerte. Hará lo que, en su opinión, convenga al PP. Celebrará alguno de esos 22 cónclaves pero en ningún caso los que puedan acarrear conflicto. Tiene prácticamente decidido, de hecho, aplazar hasta después de las elecciones municipales y autonómicas de 2011 la renovación de las asambleas locales de Alicante y Benidorm, dos de las que podían entrañar mayores dificultades antes de los comicios.

Las razones, en todo caso, son completamente diferentes. En la capital, posponer la asamblea forma parte de la "hoja de ruta" -junto al desarrollo de una serie de proyectos conjuntos entre la Diputación y el Ayuntamiento de Alicante- que se ha marcado el titular de la institución provincial para trasladar una cierta imagen de unidad con la alcaldesa Sonia Castedo tanto para la confección de la candidatura municipal como, posteriormente, para la carrera electoral. Ripoll respalda sin fisuras a Castedo para 2011 y, por tanto, el "aparato electoral" del PP pondrá toda la carne en el asador en Alicante. No hace falta, por tanto, entrar en un proceso de renovación de la asamblea local -presidida todavía por Julio de España pero con una absoluta inactividad- que sólo pondría palos en las ruedas de una operación que beneficia a la primera edil y también al propio Joaquín Ripoll en sus aspiraciones de optar a un tercer mandato en la Diputación.

En Benidorm, el decorado es diametralmente opuesto. Será, sin duda, el escenario de una de las grandes batallas que se avecina en el PP por las candidaturas electorales. En los últimos tiempos, al nombre del ex alcalde Manuel Pérez Fenoll, la dirección regional de los populares ha sumado el de la consellera Angélica Such. Son las opciones que, en estos momentos, se barajan en Valencia. Cualquiera, apuntan en la cúpula autonómica del PP, menos Gema Amor, directora general del Patronato de Turismo y una de las piezas de Ripoll que el campismo siempre ha intentado abatir. Pero, precisamente, es la también vicesecretaria provincial del PP la única candidata que para el presidente de los populares alicantinos tiene opciones de reconquistar para los populares la Alcaldía de la capital turística.

No le será, en todo caso, nada fácil. De ahí la estrategia de Ripoll de evitar la renovación de la dirección local del PP. ¿Por qué? Sencillo. Gema Amor es también la presidenta de los populares en Benidorm y, por tanto, tiene el poder orgánico. Puede proponer candidato y, sobre todo, tiene la potestad para ordenar la candidatura municipal, proceso que en 2007 ya generó un importante conflicto al modificar Valencia la propuesta que validó Gema Amor. Aplazando la elección de presidente local, Ripoll y Amor se aseguran disponer del control orgánico para, llegado el momento, tener un mayor margen de maniobra para apelar, incluso, a Génova en el caso, como así parece, de que se genere un conflicto interno por la candidatura del PP a la Alcaldía de Benidorm.

¿Elche y Torrevieja? El presidente de la Diputación y líder provincial del PP también lo tiene claro. Tampoco habrá asambleas para ratificar los liderazgos locales salvo que se retiren los expedientes disciplinarios, abiertos en Madrid pero por impulso de los campistas, contra el edil ilicitano, ahora recolocado en la Diputación como director de la Agencia Provincial de la Energía; y contra el concejal de Torrevieja y vicepresidente de la institución provincial. Ambos están suspendidos de militancia. Pero Ripoll tiene la intención firme de vetar las asambleas locales, a las que por el bando campista optan Mercedes Alonso y Pedro Hernández Mateo, mientras los expedientes no decaigan. Ello supondrá, con total seguridad y salvo que se produzca un giro de 180 grados en la situación, que estas dos asambleas se aplacen también sin fecha.