Un auditorio expectante con una edad media que ronda los 70 años de edad. Unas butacas van llenándose, otras llegan conforme el público accede en silla de ruedas a la sala común del Centro de la tercera edad La Florida. Comienza la música, guitarras y cantantes se plantan de pie frente un mural de muchos colores que hace las veces de escenario. "Angelitos negros" de Antonio Machín abre el espectáculo. Todo normal. La actuación tuvo lugar hace un par de semanas y esta tarde se repite en el centro de la tercera edad Virgen del Remedio en Benalúa. Nadie tendría porqué darse cuenta de que los artistas son reclusos del psiquiátrico de Foncalent. El gerente del centro, Demetrio González, asegura sentirse "muy orgulloso y satisfecho" de este programa que empezó con actividades en el módulo 3 y que ha terminado por salir a la calle."Personas que están enfermas, que han cometido un delito. Que sufren problemas y están bajo medidas de seguridad, pueden ayudar a gente que necesita alegría. Es cerrar un círculo de apoyo mutuo", explica el gerente, que poco después recibe la felicitación y el agradecimiento de una señora que "se lo ha pasado bomba, porque esto es una inyección de vida".

Salir con música

El programa sale de Fontcalent para actuar en hospitales, centros de ancianos, y "donde haga falta". En el programa hay 35 personas que hacen teatro, baile, poesía, canto, y coral. "Salen a la sociedad, se relacionan, se relajan y se expresan. Es algo muy terapéutico que permite que se sientan parte de la ella", argumenta Paco Cabrera, uno de los monitores del proyecto. Además de los internos, funcionarios y amigos del psiquiátrico colaboran de forma altruista. Paco Lerín es uno de ellos y asegura que "esto contribuye a coordinar también a los profesionales que cuidan de ellos, y así mejora su calidad de vida". Suena un poema de Miguel Hernández, "Canción última". Lo recita Antonio Rico que lo eligió porque se "sentía muy identificado con el poeta, porque estoy sometido a un encierro, como él". A Antonio le sirve "para sentirme un poquito útil". Era la primera vez que actuaba y aún así no se puso nervioso "porque, por desgracia, con lo que ha hecho uno en la vida esto es gratificante". Este interno ejerce además de monitor de gimnasia en las actividades de la prisión, un programa que sirve para que hagan deporte y se diviertan. Antonio Leal dice que está "contentísimo de salir" porque es una experiencia "maravillosa". Lo más importante para el enfermo es que "ganamos en autoestima y sientes que has mejorado". Etel Sánchez lleva cuatro años impartiendo el taller de teatro, que está subvencionado por la Concejalía de Bienestar Social, y cada año los enfermos eligen una obra. "Al principio son tímidos pero después se apuntan. Hacen algo que no sabían que podían hacer y eso significa mucho para ellos", explica. Con casaca negra y roja uno de los enfermos interpreta "Beat it" de Michael Jackson. Pilar, de 76 años, y Dulce, de 85, están encantadas. "Distraen a la gente y se divierten", remarca Pilar, mientras Dulce sonríe porque "todo lo que sea música nos encanta, y lo hacen muy bien". Bailes modernos, salsa, más canciones y poemas. Una interna se acerca para besar a una anciana y hay palmas, muchas palmas. Sería una locura no disfrutar de este "Como locos por la música".