Poco a poco la sociedad está mejorando, en general, los hábitos alimenticios y la crisis nos viene bien porque prestamos más atención a lo que comemos, al disponer de más tiempo. Maestre, experto en Nutrición, opina que nuestros comedores escolares tienen menús muy adecuados, pero que lo que importa es controlar que el alumno se lo coma todo.

¿Cómo comemos en general?

Estamos mejorando poco a poco. El desarrollo económico propició que la dieta se alejara de lo ideal, pero con diversas campañas y la menor disponibilidad económica se seleccionan los recursos con un mejor efecto.

¿Qué provoca el rechazo infantil a la verdura o al pescado?

Genéticamente nacemos para identificar, por un mecanismo natural, sabores que tienen que ver con la carne y lo dulce, de forma que lo que produce sensación desagradable el bebé lo rechaza.

¿Qué recomienda entonces?

Disfrazar los sabores hasta conseguir crear un hábito que ya difícilmente se perderá. Enmascarando un sabor con otra textura o presentación, se va consolidando y poco a poco se pueden introducir variedades hasta que se tolera el sabor puro del alimento.

¿Hay que insistir en comer de todo o, a las malas, que al menos haya algo en el estómago?

Hay que insistir y utilizar todas las herramientas que se nos ocurran para que los niños coman de todo desde pequeños, es una época crítica para ello. Tampoco hay que delegar en el comedor escolar porque están los fines de semana y hay que dedicar un tiempo, además de predicar con el ejemplo, porque los niños se fijan en sus padres también al comer.

¿Algún truco?

Se puede jugar a asociar tal alimento con determinado personaje popular para que esa identificación ayude a desterrar el miedo o rechazo a determinados sabores.

¿Son adecuados los menús escolares?

En general siguen guías orientadas para la alimentación infantil y juvenil y la selección de productos respeta las recomendaciones. Pero no basta con cumplir este extremo, luego hay que ver si los alumnos se lo comen todo, controlarlo, porque si se cumple el menú, pero el día que les gusta menos se lo dejan casi todo en el plato, no se cumple. Hay que planificar y luego verificar.