El Consell ha decidido adoptar medidas para que ninguno de los alumnos escolarizados en la Comunidad pase hambre. Mediante una nueva orden, 1/2010 de 3 de mayo, que entra en vigor hoy mismo, el profesorado se coordinará directamente con los servicios sociales de cada localidad para notificar, desde el ámbito educativo, cualquier situación de desprotección que sufra un menor e impulsar acciones para resolverla.

Uno de los casos más recientes que ha reflejado una circunstancia de este tipo se ha dado precisamente en un instituto de Alicante, el IES Virgen del Remedio, en el que el profesorado acabó por crear un fondo común para aportar dinero con el que dar bocadillos a los alumnos que llegaban sin desayunar, por la precaria situación de sus familias, ya que esta falta de alimentación derivaba en la falta de atención en las clases y en un menor rendimiento escolar.

A partir de hoy, en que entra en vigor la nueva normativa que vincula a la Conselleria de Educación con la de Bienestar Social, el profesorado de los centros de Infantil, de los colegios y de los institutos, disponen de hasta 33 indicadores que se denominan "de riesgo" con los que deberán señalar a los profesionales de los servicios sociales la situación concreta que atraviesa, al menos en apariencia, el alumno en cuestión. A partir de ahí ambas instituciones colaborarán para la protección integral tanto del menor como de su familia, si fuera necesario.

Los síntomas

La nueva orden implica al profesorado tanto de los centros públicos como de los privados, quienes, asesorados por el servicio psicopedagógico escolar, en el caso de los colegios, y del departamento de orientación, en el de los institutos, marcarán en una "hoja de notificación" oficial, los indicadores que muestren "evidencias razonables" que ponen al menor en riesgo.

El primero de estos indicadores se refiere precisamente a que el alumno "llegue al centro sin desayunar", o "no lleve almuerzo" y "pida comida" o bien "parezca tener hambre". El resto de síntomas que establece la normativa como indicadores de riesgo en el apartado de salud e higiene son: "vestir ropa poco adecuada", "presentar problemas de higiene", "indicios de posible consumo de tóxicos", "manifiesta cansancio o se duerme en clase", "presenta enfermedades o dolencias físicas repetidas no atendidas", o bien "presenta heridas cuya causa no clarifica la familia".

Entre los síntomas emocionales que puedan mostrar los alumnos y que también debe advertir el profesor como señales de alarma para recurrir a servicios sociales, se establece que el niño sea asustadizo y desconfiado, que se le vea triste o que llore con frecuencia, con cambios bruscos de humor o con apatía y desinterés por todo.

Otros signos que sí están siendo tratados de forma más habitual son los puramente educativos, como el absentismo, llegar tarde habitualmente, cambios bruscos en el rendimiento académico o la falta de material escolar. Las autolesiones, falta de relación con sus compañeros, muestras de agresividad o incluso de sexualidad inusual para su edad, serán asimismo tenidos en cuenta por los profesores a la hora de comunicarlo oficialmente a los servicios sociales.

Cuando resulte evidente que urge adoptar medidas, el centro escolar deberá derivar al menor a los servicios médicos, al margen de comunicarlo a Bienestar Social. La nueva normativa, publicada ayer en el DOCV, garantiza la "colaboración institucional a la mayor brevedad posible".