La presentación del libro estuvo acompañada de varias ponencias, entre ellas la de Javier Aranceta sobre «Prevención de la obesidad infantil en España»

Se habla de la obesidad como la mayor epidemia del siglo XXI, ¿ocurre lo mismo en el caso de la obesidad infantil?

Sí. En el caso de los niños, la tendencia es muy parecida, sigue paralela a la de los adultos. En estos momentos, el 15% de los niños de nuestro país son obesos.

¿Estamos en la media del resto de países europeos?

Los porcentajes de obesidad infantil en los países del sur de Europa son superiores a la media del continente europeo. Al mismo tiempo, la tendencia es superior en las comunidades del sur de nuestro país, como Andalucía, Murcia o Canarias.

¿A qué obedece esta diferencia geográfica?

Está más relacionada con entornos desfavorecidos. Entornos modestos y personas que realizan una menor actividad física y con un perfil nutricional menos saludable.

¿Qué pesa más en las alarmantes cifras de obesidad, la falta de ejercicio o la dieta menos saludable?

Los dos factores son determinantes. Los niños con más sobrepeso son las que menos se mueven, es un círculo que se cierra. Son niños con un mal perfil nutricional, con un bajo consumo de frutas y verduras. Además, son niños que dedican más tiempo a las actividades sedentarias, como los videojuegos. Y durante este tiempo consumen alimentos de alta densidad energética.

¿No habría que actuar de una manera más contundente ante el bombardeo de publicidad de productos poco saludables?

Esa es una asignatura pendiente. No tiene sentido que estos productos se anuncien en la televisión y debería haber una legislación más fuerte. Son productos que no tienen ningún tipo de interés nutricional y que además van dirigidos a una población vulnerable, que no es capaz de gestionar su alimentación. Lo mismo ocurre con las máquinas de «vending», ¿por qué no incluyen manzanas o naranjas o un bocadillo de jamón?

¿Qué consecuencias está teniendo la alta tasa de obesidad en la salud de los niños?

La obesidad genera en los niños una peor integración y en consecuencia una menor calidad de vida. Desde el punto de vista objetivo, hay más casos de diabetes tipo 2, hipertensión.... son problemas que hasta ahora se daban a los 50 años y que ahora aparecen en los jóvenes. Es preocupante porque, de seguir esta tendencia, por primera vez en la historia muchos niños van a tener una esperanza de vida menor que la de sus padres.