¿Cómo afronta la recta final de su papel como Bellea?

Con una mezcla de sentimientos. Ha sido un año muy intenso, lleno de emociones, cariño y compañerismo, y que se acabe marcará un antes y un después en mi vida. Pero estoy contenta por el calor de la gente. Es el mejor piropo: antes que guapa y esas cosas, me quedo con la frase "qué bien lo has hecho, qué buena Bellea del Foc". Eso es lo más importante para mí.

¿Ha sido fácil compaginar el cargo con su trabajo de militar?

Mi puesto en las Fuerzas Armadas está en Cartagena y gracias al delegado de Defensa en Alicante, Carlos Dupuy; y al general de Rabasa, Adolfo Coloma, pude venirme a Alicante y continuar con mi trabajo desde aquí. Primero en las oficinas de la Delegación de Defensa, en Información y Captación, y estos últimos meses en la Unidad de Servicio del acuartelamiento. La gente piensa que he estado de excedencia todo el año, pero no. Ha sido muy bonito, pero ajetreado porque no he dejado de trabajar, salvo cuando he tenido algún acto por la mañana o he salido de Alicante con las Hogueras.

¿Qué ha aportado a la Fiesta?

He intentado aportar naturalidad, compañerismo y cercanía. Soy una persona como cualquier otra, no por ser Bellea del Foc estoy por encima de nadie, sino todo lo contrario. Cuanto más alto estás, más cerca tienes que estar de la gente porque eso lo valoran muchísimo los festeros, sobre todo los niños, que son el futuro de las Hogueras y los que te miran con más admiración. Lo tienen como un cargo idolatrado.

¿Y las Hogueras a usted?

Mucho. Este año me ha servido para comprender rasgos que antes no valoraba de la misma forma y, aunque nosotras no lo sepamos, nos sirve para madurar un poco. Estamos todo el año cerca de los compañeros de Federación, nos damos cuenta del esfuerzo que supone cada acto, cada desfile, cada viaje, y te hace cambiar el chip. Comprendemos mejor el trabajo de cada día. Cuando la gente llega a un sitio y ve a las Belleas y a las damas siempre guapísimas, desconocen de dónde vienen y a dónde van. Este año lo he podido comprobar. Es algo muy bonito, pero fruto de un gran esfuerzo por encima de todo, para nosotras y para todo el mundo que nos rodea.

¿Es un papel más complicado de lo que se piensa?

Es un cargo para disfrutar, pero siempre tienes que tener en la cabeza que tienes que cumplir y llevarlo a cabo por encima de todo. Si hay algo de lo que te tienes que privar, te privas y ya está.

¿Que diría a quienes ven en la Bellea una mujer florero?

Puedo entender que lo piensen quienes no viven la Fiesta y no saben lo que significa, pero no lo comparto. Es un cargo muy representativo a lo largo de toda la Comunidad Valenciana y fuera, y muy protocolario, por lo que no considero que sea así, sino todo lo contrario. Representa a la Fiesta, pero también a la ciudad junto a personas importantes como los miembros de la Corporación municipal y representantes de otras tradiciones como la Semana Santa o los Moros y Cristianos. Eso te crea más orgullo y necesidad a la hora de seguir con las Hogueras.

¿Le falta algo al cargo?

Más protagonismo no se le puede dar, pero con el paso de los años puede ser que la Bellea tome un papel aún más importante. Cada vez lo hacen más participativo y eso me parece extraordinario.

El mejor momento y el peor

Me quedaré siempre con la elección, la proclamación, los pasacalles en Hogueras y los viajes. ¿Malos? Ninguno, sólo momentos de nervios, cansancio, que hacen lo bueno aún mejor. Porque esto ha sido un camino de rosas.