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El obispo Rafael Palmero ofició ayer en la concatedral de San Nicolás de Alicante la misa Crismal. En ella se reúnen cada lunes santo por la mañana todos los sacerdotes de la Diócesis de Orihuela-Alicante para renovar sus promesas sacerdotales. Al acto también asistieron los diáconos,un centenar de escolares del colegio festivo de Novelda y otros laicos, según informó la Diócesis.

Con motivo de la celebración del Año Sacerdotal en 2010, el obispo apeló a la humanidad de los sacerdotes y les recordó que "deben construir puentes y compartir el sufrimiento y el dolor de los demás".

Realidad humana y divina

Rafael Palmero señaló también el lema "Fidelidad de Cristo, fidelidad de sacerdote" al señalar que "la misión fundamental del sacerdote es saber combinar dos realidades tan distintas como la divina y la humana siendo fuentes que enlacen al hombre de hoy con la luz y la paz de Cristo".

Fuentes del Obispado explicaron ayer que la misa Crismal reviste un "carácter muy especial" ya que en ella el obispo "consagra el Santo Crisma y bendice los óleos de los catecúmenos y de los enfermos. Dichos óleos han sido llevados en procesión solemne hasta el altar en tres ánforas para ser bendecidas después por Monseñor Rafael Palmero".

La Diócesis recuerda asimismo que "la palabra crisma proviene de latín: chrisma, que significa unción. Así se llama al aceite y bálsamo mezclados que el Obispo consagra para ungir a los nuevos bautizados y signar a los confirmados. Con él también son ungidos los obispos y los sacerdotes en el día de su ordenación sacramental".