"Es un espacio público ganado a la ciudad que todos los alicantinos queremos", señaló Gómez, quien indicó que iniciará una campaña de recogida de firmas como protesta.

"No han contado con nosotros. Estamos enfadados y sorprendidos", se quejaba. Para Gómez, se trata de una solución "poco moderna, cuando la tendencia en las ciudades es la de tener centros peatonalizados, argumenta. En su opinión, "estoy segura de que hay opciones más inteligentes".

Gómez explica que hay treinta viviendas en la Casa Carbonell, algunas ocupadas por oficinas y otras por particulares. "Recogeremos firmas para intentar frenarlo", aseveró. Y es que considera que el paso del tráfico puede dañar a la fachada recién rehabilitada y al edificio protegido que diseñó su bisabuelo.