Un millar de vecinos, padres y escolares, acompañados por representantes sociales y políticos, tomaron ayer la calle en los barrios de El Pla-Carolinas y Rabasa para reivindicar la urgente construcción del nuevo colegio Manjón Cervantes -desalojado hace ahora un año por ruina técnica-, y la reanudación de las obras de urbanización de Rabasa, cuya paralización afecta a los accesos de otros dos colegios, el número 54 y Carmelitas. La movilización en Rabasa provocó un significativo atasco de tráfico que, incluso, originó tensos incidentes entre peatones y conductores.

En el corazón de Carolinas, el abandonado colegio Manjón quedó adornado con un gran lazo negro como motivo de luto en el "primer aniversario de su muerte" -tal y como rezaba la esquela que repartía la asociación de madres y padres de alumnos en el recorrido de la movilización, desde los barracones que alojan ahora a los 280 alumnos que siguen matriculados, ya que otro medio centenar se ha ido a otros centros. Cada 24 de mes, en el aniversario del desalojo del centro, los padres volverán con coronas de flores "para que no nos olviden y seguir reivindicando el centro que prometieron, tanto la alcaldesa, como el director territorial de Educación", precisó la presidenta de la AMPA, Carmen Sáez.

"Seremos un segundo Benalúa si nos callamos", auguraba en referencia al centro también desalojado por ruina técnica en 2000, cuyos alumnos siguen en barracones después de una década. Respaldados por los comerciantes, la Plataforma por la Pública, las federaciones de padres de centros públicos, el PSOE y EU; los escolares Iván Rives, Antonio Reyes y Nerea Magdalena Torregrosa protagonizaron un teatrillo para evidenciar la vinculación del colegio con el barrio: "Pido que no nos dejen sin nuestro colegio y lo arreglen. Olvídense de presupuestos y partidos políticos, que vamos a crecer pensando que nuestro cole se rompió y no lo quisieron arreglar", exclamaron ante el altavoz.

En el otro extremo de la ciudad, vecinos, escolares y padres cortaron la rotonda de Jaime I en protesta por la paralización de las obras de urbanización de Rabasa. La hora de la manifestación, las cinco de la tarde, y el lugar, la glorieta que distribuye la circulación desde Alicante hacia la Universidad y la A-7, incrementó el caos, pese a la presencia de agentes de la Policía Local, que se vieron desbordados.

Aunque los efectivos desviaban el tráfico a la altura del cuartel de Rabasa, en algunos puntos de la rotonda no había agentes. Los coches que venían por la calle Teulada se toparon con los manifestantes y querían pasar, pese a la gente, niños incluidos, y una conductora se peleó con una señora que asistió a la protesta.

A la manifestación, convocada por los vecinos de Rabasa, Tómbola, Divina Pastora, Vecinos por Alicante, y las AMPA de los colegios 54 (Serra Mariola y Joaquín María López) y Carmelitas, asistieron numerosos niños que acababan de salir de clase, coreando mensajes como "no más pedruscos", en alusión al estado de los accesos a los centros educativos.

En las pancartas se leía: "Rabasa, un barrio para vivir, no para sufrir" o "Rabasa, guapa y segura". Juan González, presidente de la asociación de Divina Pastora, explicó que "es inaudito que hayan parado unas obras a punto de acabar, con todos los colegios que hay en la zona". En respuesta al diputado socialista por la provincia Manuel Bueno, el conseller de Vivienda, Juan Cotino, dijo en las Cortes que el parón se debió a diferencias entre el Instituto de la Vivienda y la adjudicataria, y aunque se han reanudado a ritmo lento, se espera que en un futuro continúen a un ritmo adecuado.