El profesor universitario acusado de espiar a sus compañeros para impartir cursos con la información obtenida negó ayer todos los cargos y aseguró que era víctima de una persecución. El juicio comenzó ayer en la Audiencia y el acusado se enfrenta a seis años y medio de prisión por un presunto delito de revelación de secretos. Sus compañeros de departamento le acusan de copiarles literalmente trabajos que tenían en sus ordenadores. Los hechos ocurrieron entre los años 2003 y 2005 en el departamento de Comunicaciones de la sede de Alcoy de la Universidad Politécnica de Valencia.

Jorge L. L. no admitió ninguna de las acusaciones. Según su declaración, ni manipuló la red informática para entrar en los equipos de sus compañeros, ni accedió a los correos de éstos, ni utilizó su material para dar sus propios cursos. El profesor señaló que el sistema instalado en el despacho era el que normalmente se usa en un laboratorio donde se trabaja en red. Asimismo incidió en que parte del material que le acusan de haber robado era de conocimiento público, alguno incluso publicado en el Boletín Oficial del Estado. "En el año 2000 ya trataron de echarme porque daba cursos fuera de la Universidad y les molestaba que fuera a quitarles el pastel", dijo.

Por su parte, los policías que intervinieron en el registro del despacho señalaron que detectaron un montaje irregular en el cableado. El acusado había colocado un dispositivo en el cable del ordenador de su compañero de despacho de manera que podía tener acceso al flujo de datos de la red. Según manifestaron, la conexión no podía percibirse a simple vista. El fiscal considera que por medios que no se han podido determinar el acusado se hizo también con las claves de acceso a las cuentas de correo.

Por su parte, los profesores compañeros del departamento confirmaron que habían venido detectando accesos no autorizados a su correspondencia electrónica. Personas e instituciones con los que estaban preparando cursos recibieron mails del acusado ofertándoles otros de temática idéntica, algunos incluso el mismo día que se habían puesto en contacto con ellos. Los accesos a sus cuentas de correo se habían hecho de tal manera para que no dejaran rastro en los ordenadores de Alcoy, pero sí en el servidor central de Valencia que remitió un listado con todas las conexiones no autorizadas, que eran diarias y de manera continuada, dijeron. Pronto descubrieron que las trasparencias que el acusado usaba en sus cursos "copiaba hasta las comas".

Se da la circunstancia de que el compañero de despacho del acusado es el concejal del PSOE Pablo Andrés Bernabeu, quien señaló que el acusado accedió a los correos que le enviaban del partido. "Era material confidencial aunque fueran resúmenes de prensa", dijo