La amenaza de cierre de la escuela es una constante en las localidades donde existe poca población joven. En las últimas décadas se han clausurado gran parte de los pequeños colegios de la provincia debido a la falta de alumnos. En la comarca de El Comtat, por ejemplo, en la comarca de El Comtat se han suprimido todos los centros unitarios que funcionaban, el último de ellos el de Gorga, que fue clausurado al terminar el curso pasado. Otros siguen funcionando con el mínimo de niños, y otros han optado por integrarse en colegios rurales agrupados, fórmula en la cual un único centro tiene aularios en diversas localidades.

Manuel Serrano, del secretariado del sindicato STEPV en Alicante, hace hincapié en que la desaparición de la escuela es "la ruina para un pueblo", porque propicia que las familias se trasladen a donde está el colegio más próximo o a donde los padres tienen el trabajo". Una vez que se suprime el centro escolar "es muy difícil que vuelva abrirse, aunque haya niños de nuevo". Ejemplos de esto son l'Atzúvia y Daya Vieja, donde hay población joven suficiente pero no escuela; en el primero, el colegio cerró recientemente a pesar de que hay 64 vecinos menores de 14 años. Estas localidades, dice Serrano, "tienen los colegios casi más cerca que muchos niños de Alicante", en Pego y Daya Nueva, respectivamente, lo cual complica una hipotética reapertura.

A pesar de ello, el dirigente sindical señala que "cuesta reabrir un colegio, pero si el pueblo hace fuerza, se reabre o se salva el que está a punto de cerrar", aunque sea de manera transitoria. Apela a que la Conselleria de Educación, pese a que tiene en cuenta este criterio, "sea todavía más flexible con los números y negocie los arreglos escolares", por todo lo que implica la desaparición de la escuela. Para el próximo curso no se contempla la supresión de ningún centro, pero sí la eliminación de las aulas de Infantil en Beniardà y la Vall d'Ebo. Ambos colegios apenas tienen una decena de alumnos de Primaria, pero resistirán al menos un año más.