"Los profesores tenemos muy claro que si te ganas a un grupo de alumnos emocionalmente rinden mucho más, pero tampoco puedes cruzar la línea y que te vean como un colega porque se corre el riesgo de que te falten el respeto. Hay que ser cercano, pero ni como un padre ni como un amigo porque eso les confundiría. Tenemos que tener muy claro nuestro rol". La conclusión de la directora del instituto de Mutxamel, Laura Oliva, a su vez experta en Psicología, avala la necesidad del nuevo programa experimental para tutores de Secundaria, pero, al igual que el resto de directores de la provincia consultados sobre el tema, Oliva puntualiza que la medida debería extenderse a la totalidad de los tutores y remunerarla económicamente "porque es necesario que se reconozca su labor con algún complemento".

Los estudios psicológicos destacan que "la integración social es insustituible y es la que nutre la inteligencia emocional". Quizá por ello desde los institutos destacan que sería necesaria una formación global en inteligencia emocional, porque cuando los directores nombran a alguien tutor de un curso no lo hacen en función de sus habilidades sociales sino por cuestión de horarios para poder organizar todo el curso. "Si alguno tiene fobia social no ejercerá bien la tutoría aunque esté perfectamente capacitado para enseñar su especialidad". precisan en otro de los centros. "Un curso de formación para tutores es insuficiente", coinciden.

Oliva concreta por otra parte que las investigaciones psicológicas avalan que no hay un único concepto de inteligencia, que es también emocional en función de que se tengan más o menos capacidades sociales, y que por eso mismo "no todos deberían ser tutores", concluye.