Seguro que cualquier espectador guarda en su retina la escena de alguna película en la que un personaje es sometido a despiadadas terapias de "electroshock" en oscuros y siniestros psiquiátricos. Pero al margen de la leyenda negra y de los estigmas que rodean este tratamiento, el uso de la terapia electroconvulsiva o "electroshock" está "plenamente vigente y constituye un tratamiento eficaz en algunos tipos de enfermedad mental grave", asegura María Angustias Oliveras, jefa de Psiquiatría del Hospital de Sant Joan.

Precisamente, para tratar de romper estereotipos, el servicio de Psiquiatría de este centro hospitalario, unidad de referencia en salud mental en la ciudad de Alicante, ha organizado una sesión formativa sobre la terapia electroconvulsiva, dirigida a profesionales sanitarios del centro y a los estudiantes de tercero de Enfermería de la Universidad de Alicante. Para Oliveras en la leyenda negra que rodea esta terapia "influyen factores como la corriente antipsiquiatría de los años 70 y el cine". Pero tampoco hay que olvidar, señala, "los abusos que se cometieron años atrás con esta técnica en los antiguos hospitales psiquiátricos, donde se aplicaba el "electroshock" sin anestesia, induciendo comas hipoglucémicos que provocaban convulsiones en los pacientes".

Con los años, la técnica ha evolucionado tanto, "que hoy en día se sigue para su aplicación el mismo protocolo que el de una endoscopia", aunque los principios en los que se basa esta terapia son sorprendentes. "Consiste en la administración de un estímulo eléctrico y tiene una influencia global en el cerebro, haciendo que se modifiquen las conexiones sinápticas de los neurotransmisores". De esa manera, "se produce una reestructuración de la actividad eléctrica del cerebro. Un símil que utilizamos es el del Reset -apagar y volver a encender- de un ordenador, que hace que se vuelvan a conectar de nuevo los circuitos". De hecho, el "electroshock" apareció en los años 30 "tras observar que los pacientes mejoraban tras subidas altas de fiebre provocadas por la malaria y en crisis hipoglucémicas".

Actualmente, el "electroshock" se aplica "en la UCI, en condiciones de máxima seguridad, controlado en todo momento por encefalogramas y con anestesia. Además, apenas se producen convulsiones". El tratamiento está indicado "en el trastorno bipolar grave con síntomas psicóticos, la manía, en los cuadros catatónicos, la esquizofrenia desorganizada y en cualquier trastorno mental grave que haya mostrado refractariedad a los psicofármacos". También en el caso de que las condiciones físicas del paciente "no permitan la medicación indicada en las dosis deseables, debido a los efectos secundarios". Es el caso de "ancianos con diversas patologías, pacientes con insuficiencias renales o hepáticas y embarazadas".

La terapia "no produce efectos secundarios importantes, salvo cierta debilidad y dificultad en la memoria a corto plazo que, en un tiempo variable de dos semanas a dos meses, desaparecen", señala Oliveras.

Esta técnica se aplica en días alternos y se suelen dar alrededor de 12 sesiones de media. En concreto, el servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Sant Joan "ha aplicado este tratamiento a un total de 60 pacientes desde el año 2005". Pese a todo, "no se trata de una técnica generalizada, sino de tercera indicación".

Una vez que está dado de alta, el paciente "ha de seguir un tratamiento farmacológico de mantenimiento y un seguimiento". Por su parte, el supervisor de la planta de Psiquiatría, Marcelino Pastor, señala que "la respuesta al tratamiento es espectacular, en aproximadamente tres sesiones (a veces a la primera) se aprecian los efectos. Lo que no has conseguido durante dos meses con el tratamiento farmacológico se consigue en una semana".