En lugar de limpios y decentes llegamos a trabajar enfangados y llenos de polvo porque, sobre todo cuando llueve, esto es un barrizal. El otro día estuve tres cuartos de hora quitándome barro, el que yo llevaba y el de mis hijas", explicaba ayer una profesora del colegio número 54 de Rabasa, antiguos Serra Mariola y Joaquín María López, madre también de dos alumnas. La profesora hizo énfasis en el peligro que supone el que todo el centro, al que acuden unos 300 alumnos, se llene de barro y polvo debido a que desde principio de curso se ven obligados a atravesar un camino de tierra para acceder al colegio a causa de las obras de urbanización de la segunda fase del Plan Especial de Reforma Interior (PERI) de Rabasa. "Cuando se seca el lodo en las escaleras resbala, y los niños se escurren por los pasillos. Las clases están sucias de tanto polvo, es horroroso", añade la docente.

Los padres se mostraron aún más contundentes en su protesta. "Estamos cansados e indignados" o "no se puede andar, porque se te va el pie y resbalas" eran algunos de los comentarios que se escuchaban ayer al acabar las clases. Rosalía Sanchís, madre de una alumna de 4º de Primaria, denunció las condiciones en que atraviesan el camino "niños cargando mochilas o con muletas; padres con los pequeños en brazos; abuelos que los traen y recogen; y hasta una madre discapacitada que viene con su vehículo adaptado y que parece que va en quad campo a través", dijo tras recordar que una niña se cayó la semana pasada al introducir el pie en un hueco y se quedó con la cara amoratada. Por no hablar de los niños que se agarran a las vallas para jugar.

Rosalía empezó ayer a recoger firmas de padres para que el colegio abra por la calle Tubería un acceso del alumnado general, por una puerta de mantenimiento próxima a la entrada de los microbuses adaptados que trasladan a este centro a alumnos discapacitados, ya que hay tres aulas de educación especial. El microbús se ha quedado en ocasiones encajado sin poder pasar por las máquinas de la obra ahora paralizada, y se ha dado el caso de "padres que los han llevado más tarde porque tenían médico, y han tenido que entrar cargando al niño y la silla de ruedas porque el barro impide que se acerquen los coches".

Cuenta esta madre que algunos padres se llevaban tenazas para cortar los cierres de plástico de las vallas que impedían penetrar en el acceso medio asfaltado que se ha quedado sin acabar. "Los obreros lo cerraban porque había tubos fuera, cables, agujeros y bocas de alcantarilla abiertas y pese a la falta de seguridad la gente prefería pasar por ahí que venir por el lodazal". Quizá por esto ayer apareció habilitado una especie de pasillo peatonal con gravilla que les pareció "un camino divino".

Tanto Rosalía como Mari Carmen Aguado, presidenta de la asociación de padres y madres del centro, reivindicaron "un acceso peatonal digno y en condiciones, con baldosas, y que se pueda aparcar" (ahora tienen que dejar el coche a varios metros). La AMPA se ha sumado a la protesta contra la paralización de las obras del PERI de Rabasa, que se celebrará el miércoles a las 17 horas, en la que participarán los colectivos vecinales de Rabasa, Divina Pastora y Tómbola y la asociación de padres y madres del cercano colegio Carmelitas. La manifestación será en la rotonda de la Universidad, por donde se ven obligados a pasar vecinos con sus hijos para ir al colegio pese al intenso tráfico y el riesgo de accidente.

También el director del Número 54 dijo entender que los padres estén enfadados y molestos. "Se quejan y con razón. Llevamos un año largo de obras y de ruidos. Cambian los accesos, hacen una calle por debajo del nivel del colegio, otra por encima...siempre estamos a expensas de lo que están haciendo y ahora llegan y paran la obra. También coincide con un invierno lluvioso pero no es excusa. Si hubieran urbanizado y colocado adoquines no habría problema". La dirección ha avisado "al Ayuntamiento y a quien corresponde. No podemos hacer más". También solicitaron un informe a Salud Laboral debido al tema de ruidos, polvo y suciedad, que mandó al colegio a un inspector.