Las revueltas, casi siempre, suelen sofocarse con una exhibición de fuerza bruta. Y eso es lo que le está pasando al presidente de la Diputación, Joaquín Ripoll. Sus intentos de plantar cara a los campistas en Torrevieja, Elda y Elche -feudos controlados por partidarios de Francisco Camps- e intentar el asalto a la dirección local del PP en los asambleas, todavía por convocar, que, en teoría, deben celebrarse antes del verano se han saldado, hasta ahora, con la apertura de expedientes y con la aplicación, en dos de los tres casos, de sanciones disciplinarias contra los afines a Ripoll que habían decidido optar a la presidencia del PP en esas poblaciones.

Mano dura contra los intentos de Ripoll de ganar posiciones en la batalla sin cuartel que libra con los partidarios del jefe del Consell por el control del PP de Alicante. Y todo ello con el aval de la cúpula regional del partido, controlada por Camps, cuyo comité de conflictos, presidido por el senador Juan Rodríguez Marín, siempre ha emitido informes favorables para la apertura de los citados expedientes que mantienen en jaque a dos de los vicepresidentes de Ripoll en la Diputación -Mari Carmen Jiménez, mano derecha del mandatario provincial en la corporación; y Domingo Soler, con competencias en el Patronato de Turismo-; y al único edil ripollista de Elche, Emigdio Tormo, ahora recolocado al frente de la Agencia Provincial de la Energía.

Mari Carmen Jiménez tiene sobre su cabeza la espada de Damocles. No está suspendida como militante pero el expediente sigue abierto y puede afectar a su condición de afiliada al PP en cualquier momento. Por ejemplo, si anunciara su candidatura a presidir a los populares eldenses cuando se convoque el congreso local, algo que puede ocurrir en los próximos días. Previsiblemente no tomará ese camino. Sus opciones serían mínimas. La vicepresidenta de la Diputación, como se recordará, fue expulsada por Adela Pedrosa de la lista de Elda, lo que obligó a Ripoll a recuperarla en la de Aspe. Posteriormente, la primera edil eldense promovió, desde la ejecutiva local del PP, un expediente en el que acusa a Jiménez de promover una candidatura alternativa en los comicios de 2007.

Los casos de Elche y Torrevieja son diferentes. Tanto Emigdio Tormo como ahora Domingo Soler sí están suspendidos de militancia, en sendos expedientes impulsados por la gestora que dirige el PP en la capital ilicitana y por la ejecutiva local que lidera Pedro Hernández Mateo con un aval rubricado por Juan Rodríguez Marín desde el comité regional de conflictos del PP. Ambos habían anunciado que lucharían por la presidencia local pero no pueden hacerlo mientras estén suspendidos. La decisión de Ripoll, en este caso, es la de retrasar la convocatoria de los congresos -competencia exclusiva de la dirección provincial- hasta que se resuelvan las dos tramitaciones. En el caso de Ibi, como se recordará, la revuelta fue sofocada, tras el congreso provincial del PP, con la expulsión del partido y del grupo municipal de la edil Felicidad Peñalver, alineada con José Joaquín Ripoll y miembro de la dirección provincial del PP.

Todas esas decisiones -la de Soler es la gota que ha colmado el vaso- han alimentado el malestar del presidente de la Diputación. No sólo por el ataque a sus partidarios sino porque cuestionan la vía de interlocución preferente que Ripoll dice tener abierta con Génova.