Alumnos y profesores han vuelto al Palamó tras recuperar el único centro de Primaria de toda la ciudad que abre las 24 horas para estar a disponibilidad de todo el barrio, después de casi dos años trasladados en otro colegio de Alicante, el Gloria Fuertes. Se fueron en abril de 2008 con la promesa de que en cuatro meses estarían hechas unas reformas que pedía a gritos un edificio con 40 años a sus espaldas, y la obra en sí ha durado, en la práctica, los citados cuatro meses. El resto del tiempo permaneció parada tras detectarse problemas en la estructura que obligaron a reformar el proyecto.

"Ha sido excesivo este tiempo fuera del barrio -precisa el director, Guillermo Armengol- pero la labor del profesorado ha evitado que la situación repercutiera en los 148 alumnos". Media docena de familias se dieron de baja de la matrícula, porque no estaban dispuestas al traslado diario de sus hijos en autobús hasta Alicante, pero se confía en que vuelvan con el centro ya reformado.

Año y medio de presiones de la comunidad educativa lograron reanudar la obra el pasado verano con un balance "muy satisfactorio", como señalan tanto padres como equipo directivo. El colegio ha ganado tres aulas de Infantil en el propio edificio escolar, además del aula de Informática y una sala de profesores. "En cuarenta años no sabíamos dónde ponernos, resultaba psicodélico tratar de reunirnos", apuntan.

Y todo ello en beneficio del barrio porque el centro se abre las 24 horas, especialmente para las actividades municipales de personas mayores que engloba el Aula Abierta y para hacer deporte en las instalaciones.

Las nuevas aulas de Infantil ocupan el espacio que se destinaba a comedor, que se ha trasladado al bloque anexo donde estaba Infantil. "Hemos ganado mucho en infraestructuras y en seguridad. Además el Ayuntamiento ha sido muy receptivo" agradece el director. Sólo necesitan algo más de tiempo para desembalar material deportivo y mobiliario.

En las tres semanas que llevan en las nuevas instalaciones han aparecido vicios. La sorpresa más desagradable para la comunidad educativa han sido las puertas de acceso al colegio, porque las han puesto "de hotel de cinco estrellas" -señalan- y el continuo entrar y salir de los alumnos las ha descolgado y ya han quedado en manos del viento. También se han detectado importantes humedades en la salita de la psicopedagoga, como defecto tras la instalación de la bomba de la calefacción.