Mario Oliver y Encarnación viven en una vivienda de alquiler en Alicante con los tres hijos de ella, de 13 a 22 años, y un nieto de tres. Ella está en el paro y ha culminado su subsidio por desempleo mientras que a él se le acaba de extinguir la prórroga de su incapacidad temporal, por lo que ha dejado de percibir la prestación económica que recibía de 322 euros.
La familia está esperando cobrar la ayuda de los 420 euros del Gobierno para aquellos que culminan el subsidio por desempleo y sobreviven como pueden, pero mientras el tiempo pasa ya deben dos meses de alquiler y su casera ya les ha advertido en varias ocasiones que deben abandonar el piso.
"Me faltaba un certificado de convivencia para cobrar los 420 euros y me han dicho que tardará un par de meses en aprobarse", señala Encarna, que desde el mes de octubre dejó de cobrar el paro. Mientras, contaban con la prestación económica por incapacidad temporal que cobraba Mario, que lleva veinte meses sin trabajar como obrero de la construcción por sus problemas médicos respiratorios y de obesidad mórbida, pendiente de intervención desde 2006. La prestación quedó extinguida el pasado 9 de diciembre y el día 30 le ingresaron los últimos 96 euros, "con los que pasamos la Navidad", apunta Mario, de 49 años.
Desde entonces han sobrevivido "con la ayuda de vecinos y de una hermana que tengo, pero estamos desesperados. Yo ya me he puesto a mirar sitios que estén vacíos por las calles por si nos echan pero no sé dónde nos vamos a meter. Mi hijo está buscando trabajo como loco y yo también, pero por ahora nada. He vuelto a hablar con mi jefa -en el restaurante en el que trabajó los últimos cinco años- y me ha dicho que cuando pueda me vuelve a contratar", explica Encarna, de 38 años, que añade que "sólo me preocupa no tener un techo donde estar, la cuestión es el techo".
La familia llamó al centro social municipal que le corresponde para pedir algún tipo de ayuda de emergencia pero no le han dado cita para estudiar su situación hasta dentro de dos meses, en el mes de marzo.
Mientras tanto, han podido contactar con otras entidades sociales, que están intentando mediar para evitar su salida de la vivienda. Por ahora, parece que la mediación ha tenido resultados positivos y la propietaria de la vivienda no ha ejecutado la orden de desahucio.
"Yo nunca he dejado de pagar nada pero es que ahora no puedo, no tengo dinero, y ya no sé qué hacer", explica mientras muestra su cartilla de ahorros, sin movimiento registrado desde el mes de octubre.