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El catedrático de Ciencias Políticas por la Universidad de París Sami Naïr sostiene que en España no existe un sentimiento "racista", más "presente" en otros países europeos, sino un "desconocimiento" del fenómeno migratorio, y considera que demandas como las de Vic (Barcelona) "dañan la imagen" del país.

Naïr, quien impartirá hoy en Alicante la conferencia "Crisis y cohesión social", organizada por Caja Mediterráneo (CAM), ha dicho que España destaca por su especial "sociabilidad" y es "uno de los países más tolerantes" a causa de su pasado como pueblo emigrante y su experiencia con el "autoritarismo" desde el siglo XVII.

También ha remarcado que España no es un país "racista", sino que, ante la llega de un número importante de inmigrantes al país, , existe entre sus habitantes un "desconocimiento" del fenómeno para el que "no han sido educados".

En este sentido, ha opinado que las propuestas del Ayuntamiento de Vic de controlar a los inmigrantes a través del padrón municipal corresponden a un uso de los inmigrantes como "mercancía política" y en la que los políticos han utilizado ese discurso "con fines electorales".

Naïr ha asegurado que las demandas realizadas por el consistorio catalán "dañan la imagen de España" y ha señalado que sus dirigentes "saben que el racismo no soluciona la vida diaria de la gente", porque "al final es el país el que paga esta situación".

No obstante, el profesor francés, de origen argelino, ha llamado la atención sobre el hecho de que, a pesar de ese discurso, el municipio de Vic haya llevado a cabo en los últimos años unas políticas educativas "fantásticas" en lo que se refiere a la integración de los inmigrantes.

A su vez, Naïr ha expuesto que, en medio de esta "situación de crisis", los gobiernos "deben tomar decisiones duras", como no acoger a nuevos inmigrantes, por lo que ha señalado que, después del incremento del paro en España en el último año, este país "tiene derecho a controlar los flujos migratorios".

Sin embargo, ha apostado por que el Gobierno español ponga en marcha políticas para "proteger los derechos de los inmigrantes que viven en este país", pues son "derechos totalmente reales".

Por ello, ha subrayado la necesidad de "normalizar" la situación de las personas que vienen de otros países a través de leyes comunes para los inmigrantes y los autóctonos, en lugar de promulgar leyes "especiales" para los primeros.

Para Naïr, el problema al que se enfrenta la inmigración es que los dirigentes no se han preocupado por ver "qué podemos hacer todos juntos".