En autobuses desde Orihuela, Calpe o Benidorm, alrededor de doscientos ciudadanos belgas que residen en la provincia se desplazaron ayer hasta el Consulado de Bélgica en Alicante para protestar por su posible cierre, anunciado recientemente por el Ministerio de Relaciones Exteriores de este país ante la apertura de otra sede consular en Marsella.

Los manifestantes reclamaron con lemas coreados en flamenco y francés -y también el "Yes we can" en inglés- el mantenimiento del Consulado en Alicante, ubicado en la Explanada, ya que en la Costa Blanca viven 10.400 ciudadanos de esta nacionalidad, de los 14.000 que abarca su jurisdicción, entre Valencia y Granada. La cifra de turistas belgas que visita la provincia, además, alcanza las 200.000 personas, fundamentalmente en los meses estivales. Toda esta población deberá desplazarse al Consulado de Barcelona en el caso de que finalmente se produzca el cierre.

Lucien Van Heuverzwiyn, portavoz de los concentrados y miembro de una de las ocho agrupaciones de belgas existentes en la provincia, señala que la mayoría de los residentes son "personas mayores, ya jubiladas, que se asentaron en Alicante hace 25 o 30 años" y para muchos sería un problema tener que ir hasta Barcelona a realizar cualquier gestión sobre su documentación. Van Heuverzwiyn justificó el mantenimiento del Consulado de Alicante al señalar que "España es el país con más turismo belga, por encima de Turquía" y con el cierre sólo quedarán los de Barcelona y Tenerife, además de la embajada en Madrid y de un consulado honorario, no de carrera, en Málaga.

Los residentes aplaudieron a su cónsul, Willy Leeman, que bajó a unirse a la concentración en la Explanada y recibió más de mil firmas de los presentes, que volverá a remitir al Ministerio de Exteriores belga, con el deseo de que las autoridades "reflexionen" antes de la decisión definitiva, que se tomará en breve y que obedece a un reajuste presupuestario.

Leeman, de 63 años, es desde hace año y medio el responsable del Consulado en Alicante, donde trabajan siete funcionarios. Creado en 1902 en Alicante, estuvo cerrado durante unos años como consecuencia de la Guerra Civil española y a finales de los 50 volvió a abrir sus puertas como Consulado Honorario, mientras que desde 2002 está dirigido por un cónsul de carrera.