Confío en que se tire del hilo y se sepa toda la verdad". Este fue el deseo que expresó Juan Cano Giménez (1957), alcalde de Polop, el pasado 5 de noviembre, cuando se conoció la detención del primero de los presuntos implicados en el crimen de su antecesor. Entonces, posiblemente, no sabía que este deseo podría volverse en su contra tan sólo dieciocho días después, cuando el hilo del que debían tirar los agentes de la Guardia Civil iba a llevarle la madrugada del martes a los calabozos de la Comandancia de Alicante como presunto autor intelectual del asesinato de Alejandro Ponsoda.

Director de una caja de ahorros "desde bien joven", casado y con dos hijas, su trayectoria política en el Partido Popular ha estado marcada por los viajes de ida y vuelta, pero siempre teniendo al urbanismo como compañero de ruta. Concurrió por primera vez en la lista electoral del PP en 1995, el mismo año en el que Ponsoda obtuvo su primera mayoría absoluta en el Ayuntamiento. En esa primera etapa, estuvo al frente de Hacienda y Urbanismo y precisamente un asunto relacionado con ambas áreas -el presunto intento de cobro ilegal de una comisión para conceder una licencia de vado- le obligó a salir de la candidatura de 2003. Cuatro años después, tras pasar de vivir en un piso "normalito" en el pueblo a un lujoso chalé de tres plantas, con piscina y barbacoa próximo al casco urbano, sólo fue necesario ponerse en el bando correcto en la lucha campal entre zaplanistas y campistas para regresar al Consistorio, como número dos del PP, en mayo de 2007, gracias al favor de estos últimos. Ponsoda arrasó en las urnas por cuarta vez consecutiva -941 votos frente a los 427 de GdP y 401 del PSOE- y, con esto, el urbanismo municipal volvió a manos de Juan Cano. Pero a cinco meses de los comicios se produjo el crimen.

"La tristeza que empaña este acto nos obliga a no prolongarlo más de lo necesario". De este modo, Cano Giménez tomaba posesión como alcalde de Polop el 2 de noviembre de ese año, no sin antes exigir resultados a la investigación porque "lo que queremos todos es que se aclare este hecho y los autores sean puestos a disposición de la Justicia". Tras jurar su cargo de alcalde pidió una excedencia en la CAM para dedicarse de lleno a la Alcaldía. Siguió como portavoz municipal del PP y al frente de las áreas de Urbanismo y Obras. Pero, sobre todo, desde el primer día, se erigió en la voz del pueblo a la hora de exigir justicia para Ponsoda.

Al día siguiente del tiroteo -el 19 de octubre- y también ocho días después, cuando finalmente las heridas de bala acabaron con la vida del anterior alcalde, Cano fue el encargado de expresar en nombre de la corporación la "rabia contenida ante un hecho que, aun siendo injustificable bajo cualquier punto de vista, resulta aún más desconcertante ante la ausencia de motivos para tal acto criminal".

"En el Ayuntamiento no hay temas conflictivos. Para justificar un asesinato nunca hay motivos. He sido concejal durante doce años y lo sé", manifestó un mes después del crimen, para también lamentar la falta de información sobre las investigaciones. Esta contundencia a la hora de reclamar resultados a la Guardia Civil disipó cualquier posible duda sobre su presunta implicación en los hechos. Y más aún tras las detenciones de la pasada semana cuando, tras verse señalado por los medios de comunicación, volvió a reiterar su inocencia y la de su íntimo amigo de pandilla desde que estudiaron juntos en el colegio Lope de Vega, el también edil del PP Ximo Montiel. "Nos tratan de implicar en esta salvajada y no lo perdonaré jamás. Yo duermo tranquilo todos los días. ¿Me veis con miedo? ¿Estoy detenido?", espetó a los medios en una comparecencia que convocó, expresamente, para avanzar que emprendería acciones judiciales contra quienes le vinculasen con "esas barbaridades".

Ahora, tras su detención, queda saber hasta dónde llegará el hilo del que debía tirar la Guardia Civil para saber toda la verdad.