Pasan cinco minutos de las doce y media de la noche y por la megafonía de la estación de Mercado del TRAM se escucha un mensaje invitando a todos los usuarios a abandonar el recinto. Un tren acaba de incendiarse en el túnel del Benacantil y llegará en breve al andén. Así arrancaba en la madrugada del martes al miércoles el primer simulacro de siniestro grave realizado en las instalaciones alicantinas de Ferrocarrils de la Generalitat, un ejercicio en el que participaron cerca de 200 personas, entre los que se contaban 80 figurantes llegados desde el centro de estudios de Ciudad de la Luz que aportaron un extra de realismo a la situación y pusieron a prueba a los propios equipos de emergencias.

En cuanto el tren se detuvo, la estación se llenó de un denso humo y los pasajeros salieron en estampida, mientras el personal de FGV intentaba auxiliar a los heridos graves. Tal y como marca el protocolo, se cortó la corriente de la catenaria, se detuvieron las escaleras mecánicas y quedaron abiertas las puertas correderas. En apenas cuatro minutos ya estaban allí los bomberos, que se dispusieron a evacuar a las víctimas por las salidas de emergencia, situadas al final de los andenes. Aquí es donde tuvieron que enfrentarse al primer problema grave, los más de 20 metros de profundidad a los que se encuentran las vías. Se trata de una distancia demasiado larga para subir con cada víctima y regresar a por la siguiente, por lo que en las propias escaleras existen vestíbulos aislados, capaces de resistir al fuego y al humo durante más de una hora, en los que se deposita a los heridos hasta que puedan ser elevados a la superficie, según explicó el jefe del Cuerpo Municipal de Bomberos, Juan Calvo.

Mientras, en los andenes se pusieron en marcha unos potentes ventiladores capaces de renovar por completo el aire de la estación en 40 segundos. En el exterior, la Policía ya había cortado la circulación de Jaime II, Alfonso el Sabio, la calle San Vicente y la Rambla y los vecinos de la zona empezaban a agolparse en las esquinas. Hubo que explicarles que se trataba de un simulacro, algo difícil de creer ante los alaridos de los figurantes y las heridas abiertas que presentaban algunos de ellos, fruto del maquillaje cinematográfico empleado. Los propios equipos de emergencias recibieron una sorpresa que les obligó a adaptar sus planes: frente a los ocho heridos previstos en el ejercicio, los actores decidieron que habría 13 víctimas graves y un fallecido. El realismo llegó a tal punto, que la Policía dudó si administrar tranquilizantes a alguno de los supuestos afectados e incluso la madre de uno de ellos sufrió un pequeño ataque de ansiedad cuando su hijo tardó en aparecer. "Está bien que pase así porque en un caso real también te enfrentas a situaciones inesperadas", explicaba la gerente de FGV, Marisa Gracia.

Hospital de campaña

Por su parte, los sanitarios atendían a los heridos y realizaban el triaje. Según su gravedad, iban depositando las camillas sobre unas lonas de color verde (leves), amarillo o rojo (los más graves). Al mismo tiempo, empezaba el montaje de un pequeño hospital de campaña, a pesar de la cercanía del Hospital General de Alicante. "Es mucho más operativo porque, mientras se instala la carpa los médicos ya están tratando a los enfermos, se les estabiliza y así se evitan nuevas lesiones y están en mejores condiciones para el traslado", señalaba la directora del Servicio de Emergencias Sanitarias de Alicante, Mercedes Carrasco.

Una hora después del inicio del simulacro, la estación ya estaba en calma, tras una revisión por parte de los artificieros, y en la calle ya se había trasladado a los heridos leves a los centros de salud y los SAMU iniciaban los trayectos para ingresar a los más graves. Media hora más tarde, sobre las dos de la madrugada, policías, bomberos y sanitarios recogían los trastos. El objetivo se había cumplido, los tiempos de reacción fueron los correctos y los pequeños fallos de coordinación se pulirán cuando los observadores, el personal de los distintos cuerpos que estuvo gravando y anotando todo, entregue sus informes. La propia gerente de FGV apunta uno de esos errores a subsanar: "No he recibido la llamada que me debería haber informado del accidente", explicaba.

Satisfacción sindical

Los sindicatos CC OO y UGT también mostraron ayer su satisfacción. Precisamente, el pasado mes de septiembre denunciaban que, tras más de dos años y medio de funcionamiento, todavía no se había realizado ningún simulacro en la estación de Mercado, unos ejercicios que deberían ser anuales, según el Plan de Autoprotección de FGV. Ayer destacaron la normalidad con la que transcurrió la simulación y mostraron su deseo de que los ejercicios se repitan en otras instalaciones de la empresa.